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miércoles, 30 de enero de 2013

NADIE CONOCE LO INTIMO DE DIOS, SINO EL ESPIRITU DE DIOS

 
 


EFECTOS DE LA ADORACIÓN 

 Conocimiento de la adoración

 

     1. Reflexión

 

       La palabra revelada nos recuerda que “nadie conoce lo íntimo de Dios, sino el Espíritu de Dios” (1 Co 2,11). Nadie puede penetrar las realidades espirituales más que de la mano del Espíritu de Dios. Esta verdad la debemos aplicar a todas las realidades espirituales que escapan a las capacidades humanas, entre las que se encuentra la adoración. ¿Qué sucede realmente cuando los hombres adoramos? Sólo Dios lo sabe; los hombres no podemos conocer más que aquello que él nos permite conocer. Pero también es cierto que Dios no se complace en escondernos sistemáticamente las realidades espirituales, antes bien nos permite a veces conocer ligeramente aquello que está sucediendo en el reino del espíritu para que nos sirva de ánimo y estímulo que fortalezca nuestra voluntad hacia lo que nos espera, y nos ayude a luchar para defender los trabajos que nos ha encomendado. Cuando esto sucede, podemos conocer de cerca y por vía espiritual ciertos resultados de la adoración, que nos sorprenden. Hoy hemos querido dedicar nuestro espacio al conocimiento espiritual de la adoración desde la aportación de un grupo de adoradores.  




 
2, Palabra profética y testimonio




Visión durante la adoración: una nube hinchada como un globo a punto de estallar. Palabra: Son las bendiciones que quiero derramar sobre vosotros por medio de la adoración. La adoración arranca mis bendiciones. Quiero que abráis vuestros corazones a ellas.


 

 

Cuando estáis en adoración los enemigos se alejan de vosotros, porque no resisten la luz; ellos pertenecen a las tinieblas y, cuando estáis en adoración, mi misericordia os cubre con un manto de luz. Por eso os llamo a la adoración constantemente. Poned vuestros ojos en mí como yo los pongo en vosotros. Mis ojos no se apartan de vosotros, y así quiero que los vuestros permanezcan fijos en mí. Sólo así podréis resistir los ataques del enemigo. Recordad: Yo he vencido al mundo. Si permanecéis en mí, nada tenéis que temer.

 

 

Además de ser un lugar de transformación para vosotros, la adoración es también un lugar de sosiego y descanso, una ocasión para sumergiros en mi amor. Postraos a mis pies reconociendo vuestra miseria, dejad que mis ángeles os introduzcan en el océano de mi amor. Dejad libre a mi Espíritu y os llenará  de mi paz y sosiego.

 

 

Abridme las puertas de vuestros corazones y dejadme renovar vuestras mentes. Quiero llenaros de mi misericordia, derramar en vosotros mi Espíritu y empaparos de mi amor para que podáis adorar en Espíritu y en verdad, como quiere el Padre que adoréis. Si dejáis que mi Espíritu os empape, veréis la gloria de mi Padre, mis ángeles os llevarán  y os postrarán delante de mi Trono. Pero recordad: esto sólo es posible si os dejáis envolver en mi amor. No busquéis el sabor ni el color de mi amor. Simplemente: abridme el corazón.
 
 

 
 
 
 
 
 
 

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