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domingo, 26 de enero de 2014

super clasico de la juventude 2013 completo


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Dante Gebel: "Comenzando bien el 2014"


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Bambino con una voce incredibile canta " Hallelujah"


sábado, 25 de enero de 2014

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Francisco recibe a Benedicto XVI en su regreso al Vaticano


El Papa Francisco celebra la Misa para los jardineros del Vaticano


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VIDEO MEDJUGORJE DIALOGANDO CON MIRJANA 21 DE SEPTIEMBRE DE 2011


El Sacerdote que Vio a La Virgen Maria! (Impresionante!!)


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LA VIDA PUBLICA DE JESUS (PELICULA COMPLETA)


La Vida Pública de Jesús (lista de reproducción)

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viernes, 24 de enero de 2014

¿Que es Encuentro Matrimonial Mundial?


Relación de Bergoglio con el Gobierno - Telefe Noticias (+lista de repro...


Quiero llenar tu trono de alabanza


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Dios de Pactos - Marcos Witt


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DIOS DE PACTOS


DIOS TE PACTOS


Marcos Witt - Yo te busco


Paul Wilbur - Shalom Jerusalem


Concierto Paul Wilbur Lluvia en el Desierto


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Adonai-Paul Willbur-Español


miércoles, 22 de enero de 2014

Dante Gebel 0268 - ¿Estanques o Rios? - iCristianos Channel


DANTE GEBEL polizontes abordo


DANTE GEBEL: muestrame tu gloria


Dante Gebel El impostor


Dante Gebel en Latinoamerica Nueva con Alberto Mottesi


Benny Hinn en la Catedral de Cristal [Mensaje Completo]


EL TABERNACULO POR BENNY HINN


Historia de Benny hinn


miércoles, 15 de enero de 2014

Taizé Bendigo Al Señor


Taizé - Our Father (+lista de reproducción)


Primavera: Taizé, "Dios no puede más que darnos su amor"


Taizé song - El alma que anda en amor


Veillée de Taizé à Rome


Veillée de Taizé à Rome


Veillée de Taizé à Rome


Pelicula completa Santa Rita de Cascia


PELICULA PREFIERO_EL_PARAISO-parte 2


Con eterna riconoscenza a Benedetto XVI. Alessandro Maiorano


Benedetto XVI: ordinazioni episcopali


Misa de Pentecostés - 11/05/2008


SEQUENCIA PENTECOSTES


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David y Betsabé


ALTABLERO con FRAY NELSON, Serie 06, Cap. 04 de 13, Realidad sacramental...


martes, 14 de enero de 2014

Inicio Pastoral de Mons. Tissera en Quilmes


El sueño de Jorge Novak


Monseñor Tissera


CATEDRAL DE QUILMES. PROCESIÓN 8 DE DICIEMBRE DE 2011 (Plaza San Martin)


Navidad 2011: Mensaje de Mons. Tissera, Obispo de Quilmes


Mensaje de Navidad - Monseñor Carlos José Tissera, Obispo de Quilmes


1 hora de música con Jesús Adrián Romero — Adoración Vol.1 [AudioHD]


San Pedro vida y obra del apostol


La Vida Publica de Jesus ( pelicula original )


HECHOS DE LOS APOSTOLES PELICULA COMPLETA


Pablo, Saulo de Tarso Parte 2


viernes, 10 de enero de 2014

DECLARACION CONJUNTA ATENAGORAS Y PAULO VI


 
 
 
 
Declaración Conjunta
 
7 de diciembre de 1965
 
La declaración conjunta de S. S. Pablo VI y de S. B. el patriarca Atenágoras I fue leída en francés en la sesión pública conciliar del 7 de diciembre y al mismo tiempo en el Fanar del Patriarcado de Constantinopla.
 
Llenos de agradecimiento hacia Dios por la gracia que, en su misericordia les otorgó de encontrarse fraternalmente en los sagrados lugares en los que, por la muerte y la resurrección de Cristo, se consumó el misterio de nuestra salvación y por la efusión del Espíritu Santo, nació la Iglesia, el Papa Pablo VI y el patriarca Atenágoras I, no han olvidado el proyecto que cada uno por su parte concibió en aquella ocasión de no omitir en adelante gesto alguno de los que inspira la caridad y que sean capaces de facilitar el desarrollo de las relaciones fraternales entre la Iglesia católica romana y la Iglesia ortodoxa de Constantinopla, inauguradas en esa ocasión. Están persuadidos de que de esta forma responden al llamamiento de la gracia divina que mueve hoy a la Iglesia católica romana y a la Iglesia ortodoxa y a todos los cristianos a superar sus diferencias a fin de ser de nuevo "uno" como el Señor Jesús lo pidió para ellos a su Padre. Entre los obstáculos que entorpecen el desarrollo de estas relaciones fraternales de confianza y estima figura el recuerdo de las decisiones, actos e incidentes penosos que desembocaron en 1054, en la sentencia de excomunión pronunciada contra el patriarca Miguel Cerulario y otras dos personalidades por los legados de la sede romana, presididos por el cardenal Humberto, legados que fueron a su vez objeto de una sentencia análoga por parte del patriarca y el sínodo constantinopolitano.
 
No se puede hacer que estos acontecimientos no hayan sido lo que fueron en este período particularmente agitado de la historia. Pero hoy, cuando se ha emitido sobre ellos un juicio más sereno y justo, es importante reconocer los excesos con que han sido enturbiados y que han dado lugar ulteriormente a consecuencias que, en la medida en que nos es posible juzgar de ello, superaron las intenciones y previsiones de sus autores, cuyas censuras se referían a las personas en cuestión y no a las Iglesias y no pretendían romper la comunión eclesiástica entre las sedes de Roma y Constantinopla.
 
Por eso, el Papa Pablo VI y el patriarca Atenágoras I y su Sínodo, seguros de expresar el deseo común de justicia y el sentimiento unánime de caridad de sus fieles y recordando el precepto del Señor: "Cuando presentas tu ofrenda en el altar y allí te acuerdas de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda ante el altar y ve primero a reconciliarte con tu hermano" (Mt. 5, 23-24), declaran de común acuerdo:
 
    a) Lamentar las palabras ofensivas, los reproches infundados y los gestos condenables que de una y otra parte caracterizaron a acompañaron los tristes acontecimientos de aquella época.
 
    b) Lamentar igualmente y borrar de la memoria y de la Iglesia las sentencias de excomunión que les siguieron y cuyo recuerdo actúa hasta nuestros días como un obstáculo al acercamiento en la caridad relegándolas al olvido.
 
    c) Deplorar, finalmente, los lamentables precedentes y los acontecimientos ulteriores que, bajo la influencia de diferentes factores, entre los cuales han contado la incomprensión y la desconfianza mutua, llevaron finalmente a la ruptura efectiva de la comunión eclesiástica.
 
   El Papa Pablo VI y el patriarca Atenágoras I con su Sínodo son conscientes de que este gesto de justicia y perdón recíproco no puede bastar para poner fin a las diferencias antiguas o más recientes que subsisten entre la Iglesia católica romana y la Iglesia ortodoxa de Constantinopla y que, por la acción del Espíritu Santo, serán superadas gracias a la purificación de los corazones, al hecho de deplorar los errores históricos y una voluntad eficaz de llegar a una inteligencia y una expresión común de la fe apostólica y de sus exigencias.
 
Sin embargo, al realizar este gesto, esperan sea grato a Dios, pronto a perdonarnos cuando nos perdonamos los unos a los otros y esperan igualmente que sea apreciado por todo el mundo cristiano, pero sobre todo por el conjunto de la Iglesia católica romana y la Iglesia ortodoxa, como la expresión de una sincera voluntad común de reconciliación y como una invitación a proseguir con espíritu de confianza, de estima y de caridad mutuas, el diálogo que no lleve con la ayuda de dios a vivir de nuevo para el mayor bien de las almas y el advenimiento del Reino de Dios, en la plena comunión de fe, de concordia fraterna y de vida sacramental que existió entre ellas a lo largo del primer milenio de la vida de la Iglesia


HOY SE HA CUMPLIDO

 
 


Lecturas del 10 de Enero. Feria de Navidad
 
 
Primera lectura
 
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (4,19–5,4):
 
Nosotros amamos a Dios, porque él nos amó primero. Si alguno dice: «Amo a Dios», y aborrece a su hermano, es un mentiroso; pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ve. Y hemos recibido de él este mandamiento: Quien ama a Dios, ame también a su hermano. Todo el que cree que Jesús es el Cristo ha nacido de Dios; y todo el que ama a Dios que da el ser ama también al que ha nacido de él, En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios: si amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos. Pues en esto consiste el amor de Dios: en que guardemos sus mandamientos. Y sus mandamientos no, son pesados, pues todo lo que ha nacido de Dios vence al mundo. Y lo que ha conseguido la victoria sobre el mundo es nuestra fe.
 
Palabra de Dios
 
Salmo
 
Sal 71,1-2.14.15bc.17
 
R/. Se postrarán ante ti, Señor, todos los pueblos de la tierra
 
Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud. R/.
 
Él rescatará sus vidas de la violencia,
su sangre será preciosa a sus ojos.
Que recen por él continuamente
y lo bendigan todo el día. R/.
 
Que su nombre sea eterno,
y su fama dure como el sol;
que él sea la bendición de todos los pueblos,
y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra. R/.
 
Evangelio
 
Lectura del santo evangelio según San Lucas (4,14-22a):
 
En aquel tiempo, Jesús volvió a Galilea con la fuerza del Espíritu; y su fama se extendió por toda la comarca. Enseñaba en las sinagogas, y todos lo alababan. Fue a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el libro del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista. Para dar libertad a los oprimidos; para anunciar el año de gracia del Señor.» Y, enrollando el libro, lo devolvió al que le ayudaba y se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos fijos en él.
Y él se puso a decirles: «Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír.» Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de sus labios.
 
Palabra del Señor
 
Comentario al Evangelio del Viernes 10 de Enero del 2014
 
A lo largo de esta segunda semana del tiempo de Navidad, el Evangelio de cada día nos ha ido mostrando los primeros pasos del ministerio público de Jesús según los tres evangelistas sinópticos. Hoy es Lucas el que nos cuenta el inicio de la misión de Jesús. Y lo hace con el episodio de Jesús en la Sinagoga de Nazaret. Según Lucas, Jesús comenzó sus andares misioneros enseñando en las sinagogas de Galilea, y señala como especialmente significativo su discurso en Nazaret.
 
Curiosamente debe ser el discurso más breve que Jesús dirigió. Le bastó con una frase de ocho palabras. No necesitaba de largas homilías para convencer: en su vida, en sus gestos, en su persona se estaba realizando lo que los profetas habían anunciado. ¿Para qué más? Se contentó con leer el pasaje de Isaías y hacer ver a los que escuchaban asombrados que esas profecías sobre el Mesías se estaban cumpliendo ya en su propia persona.
 
Sorprende que hoy día, los que hablamos de Jesús y somos sus testigos tengamos que hablar tanto para anunciar la Buena Noticia del Reino. Más sorprende aún que la mayor parte de nuestros discursos no estén dirigidos a hablar precisamente del Reino, de su justicia, de la alegría ante su cercanía o de la transformación que provoca, en las personas y en las sociedades; parece que nos preocupa más la imagen que tiene la Iglesia ante la sociedad, o la moral de los fieles, y no fieles, o los “ataques” que sufrimos contra nuestras ideas, convicciones e instituciones.
 
Jesús, más que hablar, hacía; y en sus gestos, actos y valores mostraba lo que quería transmitir. Por eso necesitaba de pocas palabras. Y su tema era siempre el mismo: la Buena Noticia de la cercanía del Reino y la llamada a convertirse a él. Pero entonces, los continuadores de su misión tenemos que hacernos preguntas muy importantes: ¿qué o a quién ponemos en el centro de nuestra predicación?; ¿a quiénes va especialmente dirigida?; ¿quiénes son nuestros preferidos?, ¿los pobres?; ¿qué muestran nuestros gestos, acciones, manera de vivir, valores?, ¿somos testimonio vivo del evangelio de Jesús?


jueves, 9 de enero de 2014

JESUS Y JUAN EL BAUTISTA


 
 
El bautismo de Jesús
Vida Pública de Jesús. Jesús ha llegado al Jordán para ser bautizado por Juan.
 
 
Jesús avanza decidido entre el grupo de peregrinos que viene de Galilea; se coloca ante Juan que lo reconoce, y comienza un breve diálogo. Jesús ha llegado al Jordán para ser bautizado por Juan. Pero éste se resiste diciendo: "Soy yo quien necesita ser bautizado por ti, ¿cómo vienes tú a mí?"
 
Cumplir con la justicia
 
El bautista dirá más tarde que no le conocía. No le conocía como Mesías y portador del bautismo de fuego y del Espíritu Santo, pero le conoce como pariente, al menos de oídas, por las palabras de su madre Isabel y de su padre Zacarías. Sabe que Jesús es justo, que no hay pecado en Él, que reza, que ama a Dios, que ama a su padres. Quizá sabe más cosas, pero no lo sabe todo, pues el silencio de la vida oculta se extiende tanto a los cercanos en los lazos de sangre, como en los espirituales. Respondiendo Jesús le dijo: "Déjame ahora; así es como debemos nosotros cumplir toda justicia. Entonces Juan se lo permitió". (Mt).
 
Y cumple Jesús toda justicia. Desciende a las aguas ante Juan. En aquellos momentos el inocente de todo pecado asume todos los pecados de los hombres. Los miles de millones de pecados de los hombres caen sobre sus espaldas, y los asume haciéndose pecado, como si fuesen suyos, sin serlo. Esta decisión libre le costará sangre y sudor, amor difícil, amor total que llegará a estar crucificado, hasta dar la vida por todos.
 
¿Qué sucede cuando se sumerge Jesús
 
Cuando Jesús entra en las aguas y Juan baña su cabeza, son sumergidos todos los pecados de los hombres. Las aguas limpian el cuerpo, y por eso son tomadas como símbolo de la limpieza de las almas que se arrepienten ante Dios de sus pecados. Más no pueden hacer. Pero al sumergirse Jesús en las aguas, las santifica, les da una fuerza nueva. Más adelante, el bautismo lavará con las aguas los pecados hasta la raíz, y dará la nueva vida que Cristo conquistará en su resurrección. Serán, efectivamente, aguas vivas que saltan hasta la vida eterna.
 
Dios se manifiesta
 
Al salir Jesús del agua sucede el gran acontecimiento: Dios se manifiesta. "Inmediatamente después de ser bautizado, Jesús salió del agua; y he aquí que se le abrieron los Cielos, y vio al Espíritu de Dios que descendía en forma de paloma y venía sobre él. Y una voz del Cielo que decía: Este es mi Hijo, el amado, en quien me he complacido"(Mt).
 
La voz es la del Padre, eterno Amante, el que engendra al Hijo en un acto de amor eterno, dándole toda su vida. El Hijo es el Amado, igual al Padre según su divinidad. Es tan Hijo que es consustancial con el Padre, los dos son uno en unión de amor. El Padre le dio toda su vida, y el Hijo ama al Padre con ese amor obediente que vemos en Jesús cuando desciende a las aguas como hombre que se sabe Dios, desde una libertad humana con la que se entrega por los hombres y ama al Padre. Y el Padre se complace en ese hombre que le ama con amor total y mira a los demás hombres saliendo del pecado, y les ama en el Hijo.
 
El Espíritu
 
La paloma simboliza el Espíritu. Anunció la nueva tierra y la paz de Dios a los hombres después del diluvio, que habían sido castigados por sus pecados. Anuncia el amor a los que quieren vivir de amor. Anuncia junto a Jesús la nueva Alianza, en que, de nuevo, el Espíritu de Dios volará sobre las aguas del mundo. Limpiará los corazones con el fuego de su amor, purificará las intenciones, llenará de Dios a todos los que crean y esperen, inflamará de amor a los amantes que desean el amor total, tan lejano al amor propio.
 
Jesús es ungido por el Espíritu. Jesús es así el Cristo, el nuevo rey del reino del Padre. Antes los reyes eran ungidos con aceite, y la gracia de Dios les daba fuerzas. Ahora el Espíritu mismo invade a Jesús. Podrá actuar con plena libertad en su alma dócil, le impulsará, le encenderá en fuego divino. Por eso "Jesús lleno del Espíritu Santo, regresó del Jordán, y fue conducido por el Espíritu al desierto". Comienza su vida de Ungido por el Espíritu que le lleva a lo más alejado del paraíso, al desierto, donde se mortifica, reza y sufre la tentación de Satanás.


FUE AL MONTE A ORAR

 
 
 
Texto del Evangelio (Mc 6,45-52): Después que se saciaron los cinco mil hombres, Jesús enseguida dio prisa a sus discípulos para subir a la barca e ir por delante hacia Betsaida, mientras Él despedía a la gente. Después de despedirse de ellos, se fue al monte a orar. Al atardecer, estaba la barca en medio del mar y Él, solo, en tierra.
 
Viendo que ellos se fatigaban remando, pues el viento les era contrario, a eso de la cuarta vigilia de la noche viene hacia ellos caminando sobre el mar y quería pasarles de largo. Pero ellos viéndole caminar sobre el mar, creyeron que era un fantasma y se pusieron a gritar, pues todos le habían visto y estaban turbados. Pero Él, al instante, les habló, diciéndoles: «¡Ánimo!, que soy yo, no temáis!». Subió entonces donde ellos a la barca, y amainó el viento, y quedaron en su interior completamente estupefactos, pues no habían entendido lo de los panes, sino que su mente estaba embotada.
 
Después de despedirse de ellos, se fue al monte a orar
 
Hoy, contemplamos cómo Jesús, después de despedir a los Apóstoles y a la gente, se retira solo a rezar. Toda su vida es un diálogo constante con el Padre, y, con todo, se va a la montaña a rezar. ¿Y nosotros? ¿Cómo rezamos? Frecuentemente llevamos un ritmo de vida atareado, que acaba siendo un obstáculo para el cultivo de la vida espiritual y no nos damos cuenta de que tan necesario es “alimentar” el alma como alimentar el cuerpo. El problema es que, con frecuencia, Dios ocupa un lugar poco relevante en nuestro orden de prioridades. En este caso es muy difícil rezar de verdad. Tampoco se puede decir que se tenga un espíritu de oración cuando solamente imploramos ayuda en los momentos difíciles.
 
Encontrar tiempo y espacio para la oración pide un requisito previo: el deseo de encuentro con Dios con la conciencia clara de que nada ni nadie lo puede suplantar. Si no hay sed de comunicación con Dios, fácilmente convertimos la oración en un monólogo, porque la utilizamos para intentar solucionar los problemas que nos incomodan. También es fácil que, en los ratos de oración, nos distraigamos porque nuestro corazón y nuestra mente están invadidos constantemente por pensamientos y sentimientos de todo tipo. La oración no es charlatanería, sino una sencilla y sublime cita con el Amor; es relación con Dios: comunicación silenciosa del “yo necesitado” con el “Tú rico y trascendente”. El gusto de la oración es saberse criatura amada ante el Creador.
 
Oración y vida cristiana van unidas, son inseparables. En este sentido, Orígenes nos dice que «reza sin parar aquel que une la oración a las obras y las obras a la oración. Sólo así podemos considerar realizable el principio de rezar sin parar». Sí, es necesario rezar sin parar porque las obras que realizamos son fruto de la contemplación; y hechas para su gloria. Hay que actuar siempre desde el diálogo continuo que Jesús nos ofrece, en el sosiego del espíritu. Desde esta cierta pasividad contemplativa veremos que la oración es el respirar del amor. Si no respiramos morimos, si no rezamos expiramos espiritualmente.
 
 
 


miércoles, 8 de enero de 2014

su bautismo y el nuestro

 
 
 
BAUTISMO DE JESÚS POR SAN JUAN BAUTISTA, EN LAS AGUAS DEL RÍO JORDÁN.
 
 Proclamaba Juan: “detrás de mí viene el que puede más que yo, y yo no merezco ni agacharme para desatarle las sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero Él os bautizará con Espíritu Santo”. Por entonces llegó Jesús desde Nazaret de Galilea a que Juan lo bautizara en el Jordán. Apenas salió del agua, vio rasgarse el cielo y al Espíritu bajar hacía él como una paloma. Se oyó una voz del cielo: “Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto”. Así relata el evangelista San Marcos el Bautismo del Señor en el río Jordán.
 
MISTERIOS DEL BAUTISMO DEL SEÑOR
 
Nuestro Señor Jesucristo, al hacerse bautizar por Juan el Bautista, en las riberas del río Jordán, realiza varios misterios. En primer lugar, santifica el agua, materia del Bautismo, y le infunde, al ir unida con las palabras del rito del Sacramento, la eficacia para borrar en el que se bautiza el pecado original, e incluso cualquier otro pecado, si se tratara de una persona adulta. En segundo lugar, nos da ejemplo de verdadera penitencia al realizarse un impresionante prodigio: ver al mismo Dios hecho Hombre, a los pies de la criatura, mientras Juan se resistía, diciendo: Yo debo ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?. “Déjame hacer” -le respondió el Salvador-: así es como conviene que cumpla toda justicia, según relata san Mateo. Jesús quiere practicar todas las virtudes, incluso aquellas que son propias de los pecadores arrepentidos. ¡Qué humildad la de Nuestro Señor Jesucristo! Y Juan obedeció y confirió, a la más pura inocencia, el bautismo de penitencia.
 
REVELACIÓN DEL MISTERIO TRINITARIO
 
En aquel momento, se abrieron los cielos y se vió bajar al Espíritu Santo, en forma de paloma, y colocarse sobre Jesús. Y, al mismo tiempo, se oyó una vez que decía: Este es mi Hijo, el amado, en ti me he complacido. En este mismo momento, nos es revelado el Misterio de la Santísima Trinidad: el Padre que habla, el Hijo que es bautizado y el Espíritu Santo, en forma o apariencia de una paloma.
 
El Padre declara que tiene puestas todas sus complacencias en  el Hijo. Y ¿cómo es posible que nosotros no pongamos también las nuestras en Nuestro Señor Jesucristo?. Él es imagen verdadera del Padre, espejo de la divinidad, y en su persona se hallan reunidas todas las perfecciones del Cielo y de la Tierra. Jesús merece, por tanto, todo nuestro amor. Nadie le iguala en amabilidad. Ni padres, ni hermanos, ni esposas o esposos, ni los mejores amigos pueden ser comparados al amor de Nuestro Señor Jesucristo. De verdad, ¿será posible que Jesús que enamora a los Ángeles, a los Santos e incluso al Padre celestial, no nos llene a nosotros de amores y requiebros?.
 
Por su parte, el Espíritu Santo al posarse , en forma de paloma, sobre Jesús, nos enseña la dulzura y la mansedumbre de de Nuestro Santísimo Redentor. Efectivamente, Jesucristo no es un monarca, un conquistador, un juez. Él es quien nos dice: Aprended de mi, que soy manso y humilde corazón. Sí, aprended de mí y soportad los defectos del prójimo, su carácter, su aspereza, sus impaciencias, sus faltas de delicadeza y muchas veces incluso de educación. Aprended de mí a perdonar sus ofensas, lo mismo que Yo,  Jesús, os perdono las faltas de delicadeza que con tanta frecuencia me hacéis. Ciertamente, de este modo, nos habla Jesús. Y, por nuestra parte, debemos ser dóciles a su voz y estar dispuestos a obedecerle.
 
LA GRACIA DE LA DULZURA Y LA PAZ
 
Por eso, debemos pedirle al Señor que nos conceda la gracia de que tengamos dulzura en todos los momentos, dulzura con nosotros mismos para mantenernos en paz; verdadero espíritu de penitencia que nos haga renunciar a cuanto nos pueda apartar de Él, como lo hemos prometido en el Bautismo. Que nuestro pensamiento, nuestra atención, nuestro amor reposen constantemente en Dios, que es el objeto de todas las complacencias del Cielo y de las almas puras y santas.
 
Finalmente, al dejarse bautizar en el río Jordán, el Señor quiere enseñarnos también a purificar nuestro corazón por el arrepentimiento y a sujetar las malas inclinaciones y los instintos perversos. ¡Quizá existan en nuestra alma egoísmos y sentimientos poco nobles y conformes con la perfección que Dios quiere de cada uno de nosotros! Pidamos, por intercesión de la Santísima Madre, que el Señor nos conceda el espíritu de compunción y de humildad, para que, libres de las ataduras del orgullo y del pecado, llevemos una vida conforme a las enseñanzas y ejemplos de Nuestro Señor Jesucristo.
 
 


OVEJAS SIN PASTOR

 
 


Texto del Evangelio (Mc 6,34-44): En aquel tiempo, vio Jesús una gran multitud y tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas que no tienen pastor, y comenzó a enseñarles muchas cosas. Y como fuese muy tarde, se llegaron a Él sus discípulos y le dijeron: «Este lugar es desierto y la hora es ya pasada; despídelos para que vayan a las granjas y aldeas de la comarca a comprar de comer». Y Él les respondió y dijo: «Dadles vosotros de comer». Y le dijeron: «¿Es que vamos a comprar doscientos denarios de pan para darles de comer?». Él les contestó: «¿Cuántos panes tenéis? Id a verlo». Y habiéndolo visto, dicen: «Cinco, y dos peces».

 

Entonces les mandó que se acomodaran todos por grupos de comensales sobre la hierba verde. Y se sentaron en grupos de ciento y de cincuenta. Y tomando los cinco panes y los dos peces y levantando los ojos al cielo, bendijo, partió los panes y los dio a sus discípulos para que los distribuyesen; también partió los dos peces para todos. Y comieron todos hasta que quedaron satisfechos. Y recogieron doce cestas llenas de los trozos que sobraron de los panes y de los peces. Los que comieron eran cinco mil hombres.

 

Porque eran como ovejas que no tienen pastor

 

Hoy, Jesús nos muestra que Él es sensible a las necesidades de las personas que salen a su encuentro. No puede encontrarse con personas y pasar indiferente ante sus necesidades. El corazón de Jesús se compadece al ver el gran gentío que le seguía «como ovejas que no tienen pastor» (Mc 6,34). El Maestro deja aparte los proyectos previos y se pone a enseñar. ¿Cuántas veces nosotros hemos dejado que la urgencia o la impaciencia manden sobre nuestra conducta? ¿Cuántas veces no hemos querido cambiar de planes para atender necesidades inmediatas e imprevistas? Jesús nos da ejemplo de flexibilidad, de modificar la programación previa y de estar disponible para las personas que le siguen.

 

El tiempo pasa deprisa. Cuando amas es fácil que el tiempo pase muy deprisa. Y Jesús, que ama mucho, está explicando la doctrina de una manera prolongada. Se hace tarde, los discípulos se lo recuerdan al Maestro y les preocupa que el gentío pueda comer. Entonces Jesús hace una propuesta increíble: «Dadles vosotros de comer» (Mc 6,37). No solamente le preocupa dar el alimento espiritual con sus enseñanzas, sino también el alimento del cuerpo. Los discípulos ponen dificultades, que son reales, ¡muy reales!: los panes van a costar mucho dinero (cf. Mc 6,37). Ven las dificultades materiales, pero sus ojos todavía no reconocen que quien les habla lo puede todo; les falta más fe.

 

Jesús no manda hacer una fila de a pie; hace sentar a la gente en grupos. Comunitariamente descansarán y compartirán. Pidió a los discípulos la comida que llevaban: sólo son cinco panes y dos peces. Jesús los toma, invoca la bendición de Dios y los reparte. Una comida tan escasa que servirá para alimentar a miles de hombres y todavía sobrarán doce canastos. Milagro que prefigura el alimento espiritual de la Eucaristía, Pan de vida que se extiende gratuitamente a todos los pueblos de la Tierra para dar vida y vida eterna.

 

 

 

martes, 7 de enero de 2014

EL REINO DE DIOS OBRA EN MEDIO DE USTEDES


 
 
INTERCESORES CON CRISTO 
“Venga tu reino” (Mt 6,10).
 
     Intercesión y Reino de Dios
 
     Antes de la aparición del pecado el hombre disfrutaba una situación de armonía en sus relaciones con Dios, con la creación, con el prójimo, consigo mismo. Esos primeros cielos y primera tierra ya pasaron (Ap 21,1), ya que el pecado estropeó la armonía en cada una de esas relaciones; pero la obra de restauración de Jesucristo es mucho más que volver a la situación anterior, ya que lleva a que todo esté sometido a Dios y a sus planes. Para ello el Padre pensó recapitular todas las cosas en Cristo, y “hacer que todo tenga a Cristo por Cabeza, lo que está en los cielos y lo que está en la tierra” (Ef 1,10), de forma que no haya lugar de nuevo para el pecado, sino para el reinado definitivo de Dios: ”Su imperio es un imperio eterno, que nunca pasará, y su reino no será destruido jamás” (Dn 7,14).
 
     El Reino de Dios ya está aquí desde que Jesús vino a la tierra, pero todavía no ha llegado aún a su plenitud. Cada hombre, al aceptar la salvación que le ofrece Jesucristo, se presta a ser rescatado y permite que el Reino de Dios llegue a su vida. Como dice Pablo, Dios “nos libró del poder de las tinieblas y nos trasladó al Reino del Hijo de su amor, en quien tenemos la redención: el perdón de los pecados” (Col 1,13-14).
 
     Al mismo tiempo, esta venida del Reino de Dios significa derrota para el reino que gobierna el “Príncipe de este mundo” (Jn 12,31), el diablo. Por eso Jesucristo debe “reinar hasta que ponga a todos sus enemigos bajo sus pies” (1 Co 15,25).
 
     La evangelización tiene por objetivo restaurar el Reino de Dios, que los hombres lo reciban a través de la conversión. Es lo que predicó Jesucristo: “El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva” (Mc 1,14).
 
     El Señor nos instó a que nuestro primer objetivo, el número uno en nuestro orden de prioridades, fuese el Reino de Dios. Por eso mismo nuestros principales esfuerzos deberían dirigirse a la búsqueda de este Reino: “Buscad primero su Reino y su justicia” (Mt 6,33). Pero no es sólo a través de la evangelización como trabajamos por el Reino; también lo hacemos con la oración en favor del Reino. De hecho, no va a producirse verdadera evangelización sin oración que la anteceda, que la sostenga, que la revista del poder de lo alto y la haga fructificar. La intercesión es un ministerio clave para la restauración del Reino de Dios. Así lo enseñó el Señor: “Vosotros, pues, orad así: [...] venga tu Reino” (Mt 6,9-10). Nuestra oración debe ir más allá de lo que nuestros ojos contemplan, y profetizar que “la tierra estará llena de conocimiento del Señor como cubren las aguas el mar” (Is 11,9).
 
     Pero ¿cuánto tiempo va a demorarse la llegada del Reino en plenitud? Pedro responde: “No se retrasa el Señor en el cumplimiento de la promesa, como algunos lo suponen, sino que usa de paciencia con vosotros, no queriendo que algunos perezcan, sino que todos lleguen a la conversión” (2 P 3,9). Con nuestra intercesión podemos adelantar ese momento asociado al regreso de Cristo “a quien debe retener el cielo hasta el tiempo de la restauración universal, de que Dios habló por boca de sus santos profetas” (Hch 3,21). Si tenemos conciencia y voluntad de intercesores, clamaremos:“¡Ven, Señor Jesús!” (Ap 22,20).
 
 Respuestas a la Intercesión – Palabra profética
 
     Noticias de un grupo de adoradores e intercesores:
v  Visión durante al adoración: una multitud de ángeles estaban construyendo un edificio. Palabra: Por medio de la adoración se construye mi Reino. A vosotros os he llamado, como adoradores, para que colaboréis en la restauración de mi Reino. Si tenéis los brazos caídos, ¿quién lo construirá? Aquí se lleva a cabo la obra perfecta, que no es una obra hecha por mano de hombres, sino por mis ángeles. Las obras que se realizan por medio de la adoración, permanecen. Creed y, en su tiempo, manifestaré mi gloria.
v  Mientras se intercede por la situación mundial, se ve en visión un corazón ensangrentado del que cae sangre sin cesar. Palabra al corazón: No dejéis de interceder, no dejéis de clamar, mi corazón está sangrando de dolor por el mundo.
v  Palabra recibida mientras se intercedía por la paz del mundo: El mundo me ha vuelto la espalda. El mundo vive envuelto en llamas de condenación y muerte. Levantaos en intercesión por él. Orad por su conversión.