LA MITAD DE LA VIDA COMO TAREA
ESPIRITUAL
INTRODUCCIÓN
El presente documento expresa una síntesis de las
principales ideas y conceptos del libro “La mitad de la vida como tarea
espiritual” de Anselm Grün. El autor se basa en dos trabajos realizados por
Johannes Tauler y Carl Jung respectivamente.
Podríamos comenzar, según la visión de Tauler, por hacer consciente el hecho de que a lo
largo de nuestra vida se dan sucesivas
transformaciones. En el transcurso de los años o sea de la niñez a la adultez,
se van creando continuamente nuevas situaciones que generalmente son “poco
registradas.”-Estas transformaciones o cambios son llamadas “crisis”, se dan en
la adolescencia, en la juventud, en la adultez, en la mitad de la vida y en la
vejez. En este tránsito vamos a darle especial atención a la” crisis de la mitad
de vida;” época que a veces acaba con la
firmeza de lo adquirido y logrado hasta ese momento.
En esta crisis de la “mitad de la vida”, podríamos
hablar de una “oportunidad “para acercarnos un poco mas a nuestra esencia.
Esencia que va más allá de las formas, de lo conocido, y de lo conseguido.
Es pertinente señalar que esta crisis puede darse también antes de la mediana edad,
período que va de los 35 a los 50 años aproximadamente.
La mitad de la vida es un trance de angustia,
incertidumbre, es como estar en medio de algo que ya paso y algo que está por
venir. Es un trance en el que si no se hubiera descubierto el inconsciente
sería la ocasión para descubrirlo, es una lucha con las fuerzas ocultas que
estando presentes y actuantes no han sido registradas en forma consiente. En un
momento dado de este proceso se pasa a tener un ligero indicio de nuestra
propia limitación, caducidad y temporalidad.
Esta nueva vivencia nos coloca en una situación de
aturdimiento, a punto tal que Tauler
nombra a esta crisis como “una cuestión religiosa” porque es filosóficamente
hablando una crisis de existencia. Se
plantea el sentido de la vida, el sentido del todo, del absoluto, de la unión,
del universo ,de cuestiones fundamentales , DE NUESTRO SER.
Desde el plano psicológico, la mitad de la vida pide
una madurez que conduce a la salud, desde el plano religioso la mitad de la
vida pide una purificación y profundización que conduce a un nuevo estadio espiritual.
Descubrir el mundo interior es una gran y ardua tarea
que hasta el momento estuvo tapada por innumerables “distracciones”.
I. La superación de la mitad de la vida
(Johannes Tauler)
Se permanece cerrado en si mismo o nos abrimos... a
descubrir el camino de sanación. El camino para Tauler es el vaciar, es el
despojarse...para encontrar el “fondo de la propia alma”, imagen de lo más íntimo
del hombre. No vasta con el hacer propio o
el hacer religioso. La condición
del Camino es la entrega.
Ante la crisis que nos provoca dolor, angustia,
apretura, vacío, indiferencia, agotamiento y el no tener paz, el ser humano
“reacciona” de diferentes formas.-
1. La Huida
a) Consiste en negarse a dirigir su mirada al interior
de si mismo. Proyecta el descontento de si mismo hacia fuera y obstruye con
reformas exteriores la entrada al fondo de su alma.
b) La otra forma es aferrarse a lo externo. No se
ocupa de los demás, del entorno, sino que se encierra en si mismo.-
c) La tercera forma de huida es adquirir nuevas formas
de vida probando diferentes prácticas religiosas o diferentes tipos de
disciplinas.-
Podemos concluir que la reacción de huida es
comprensible, es difícil trascender el dolor pero sabemos también que
experimentando el dolor tal cual es, se lo trasciende y se evoluciona.
2. Inhibición:
Otra forma de reacción ante la crisis es detenerse,
inhibirse ante cualquier exigencia, quedándose en la actual manera de vivir.
En el plano psicológico, la persona se “atrinchera “en
grandes fundamentos inamovibles para ocultar la angustia interior.
En el plano religioso se puede decir que se da en el
endurecimiento dogmático (por ejemplo se cumplen fielmente los deberes
religiosos).-
Ambas fijaciones esquivan la angustia que provoca la
crisis interior.
Conocerse a si mismo:
La crisis de la mitad de la vida nos coloca ante la
exigencia del autoconocimiento que a la vez sería una ayuda para superarla. El
camino del autoconocimiento esta para Tauler “en la marcha al interior”, la
vuelta al propio fondo del alma.
A veces la interioridad del ser, esta tan cubierta que
es inaccesible, por lo cual es muy difícil aprender de las nuevas vivencias
positivas o negativas.
Generalmente todos lo que acontezca ayude mas a su
propia reafirmación, por lo que será un obstáculo para trascender el proceso.
En estos casos existe siempre una mirada afilada para
las debilidades de los demás, no así para lo propio. En psicología se denomina
esto como “proyección”, proyecto mis debilidades en los otros y no las puedo
reconocer en mi mismo
Debemos tranquilamente “dejar caer” nuestra
autosatisfacción y auto justificación y
entregarnos a la acción de Dios que realiza en esta “nuestra apretura”.
Serenidad:
Junto con el conocimiento de si mismo, otra ayuda para
superar la crisis es la serenidad. No piense en una serenidad y paz estoica que
no se deje conmover por nada, sino que se refiere a la capacidad de entregarse
a si mismo.
El hombre tiene que elaborar muchas cosas para que le
vaya bien, tiene que dejar el mal, la obstinación, la arbitrariedad. Pero
también tiene que renunciar a “lo bueno”, en tanto y en cuanto impida el
progreso, “pues lo bueno” puede ser enemigo de lo mejor e impedir el avance del
hombre en su camino hacia Dios (trascendencia, su ser, conocimiento interno).
Serenidad no significa que se tiene y se goza la
propia paz. La genuina paz nace solamente de la “no paz” de la purificación en
la apretura. Para madurar, para llegar al propio fondo del alma, es preciso
pasar a través de la “estrechura de dos piedras”. En un momento hay que tener valor de pasar a través de la
estrechura aunque se pierda la piel antigua, incluso se sufren heridas y
erosiones. Las decisiones aprietan. Pero sin atravesar esa angostura no se
madura, no se renueva. El hombre exterior tiene que ser raspado para que el
interior se renueve día tras día.-
El nacimiento de Dios:
Las penurias y apreturas de la crisis de la mitad de
la vida son para Tauler los dolores de
parto del “nacimiento de Dios” en el hombre (SER evolucionado-SER-SI MISMO)
El nacimiento de Dios en el hombre es el
objetivo del camino espiritual.
El peligro en la crisis es cuando se intenta evitar la
opresión volviéndose hacia el exterior mediante la actividad cualquiera sea.“
Venga lo que venga, de afuera o de adentro, dejarlo salir sin buscar consuelo,
pues así te liberarás seguro.”
“El alma debe establecer paz y silencio en su interior
y recogerse en sí, esconderse y cobijarse en el espíritu ante los sentidos y
huir de lo sensible y disponer dentro de sí un lugar de silencio y de descanso
interior”.
La vida de “Dios” es el despertar de un corazón
abierto, un corazón maduro y sabio, bondadoso y lleno de amor.
II. El enfoque psicológico (C.G.Jung):
Jung cambia la perspectiva de la psicología. No se
limita a los métodos de la ciencia empírica. A través de su experiencia,
comprueba en sus consultas que la mayoría de los problemas del hombre que han
pasado los 35 años son de” naturaleza religiosa”.
Así como Freud es el psicólogo de la primera mitad de
la vida, Jung lo es en la segunda mitad.-
1.- El proceso de Individuación.
Es aquel proceso que produce un individuo psicológico,
una unidad, un todo (independiente e indivisible). Este proceso tiene dos
fases: la de expansión en la primera mitad de la vida y la de introversión en
la segunda mitad.
En la primera parte de la vida se va formando un “yo consciente”.
Un “yo” que debe encontrar en el mundo
su sitio y poder afirmarse. Para ello desarrolla “una persona”.
Dado que el hombre en la primera mitad de vida se
cuida de fortalecer su yo y construir una persona firme, descuida otras
dimensiones .Las crisis se encargan de sacar a la luz estas estructuras y como consecuencia de esto sale “a la luz” la sombra,
o sea la parte reprimida. La sombra no pertenece por lo tanto simplemente a la
parte oscura y negativa, sino también a la positiva.
Cuando el hombre más cultiva una cualidad, su
contraria actúa más fuertemente en el inconsciente.
Junto a la sombra personal el hombre tiene en si mismo
una sombra colectiva en la que esta incluido todo lo malo y lo oscuro de la
historia de la humanidad.-
Mientras el yo es solo lo consciente, la sombra es lo inconsciente.
El “si” mismo (Das Selbst) comprende ambos: lo consiente
y lo inconsciente, esto sucede en la medida en que cada vez más lo inconsciente
se haga consciente y “se integre”.
Problemas de la mitad de vida
1. Relativización de una persona:
La afirmación de la persona se hizo a costa de una represión del inconsciente.
Ahora, en la mitad de la vida, brota el inconsciente y entra la inseguridad,
pierde el equilibrio.
La pérdida de equilibrio para Jung es algo útil porque
exige un nuevo equilibrio.-
Una reacción frecuente para defenderse de la
inseguridad es aferrarse a otras cosas como por ej. la profesión, el título,
etc....-
La profesión “es” tan seductora que representa una
compensación barata a una personalidad deficiente.-
El hombre que se encuentra en la mitad de la vida
deberá dejar de escuchar las expectativas del mundo y prestar su oído a la voz
interior.
2. Aceptación de la sombra:
Jung considera el todo de la vida humana como un
conjunto de contradicciones, frente
al consciente está el inconsciente, frente a la luz, la sombra, frente al
animus, el ánima.
No llega el hombre a su plenitud, es decir no se
desarrolla hasta el “sí mismo”, si no consigue integrar las contradicciones en
lugar de eliminarlas.
La otra reacción ante el problema de las
contradicciones que surgen, es el echar por la borda los valores que hasta el
momento de la crisis tuvieron vigencia.
En el momento que aparecen como error las convicciones
presentes, falsedad en vez de verdad, odio cuando había amor; se abandonan los
ideales vigentes y se intenta seguir viviendo en contradicción con el anterior
yo.
En la segunda mitad de la vida se trata …”no de una
conversión a lo contrario si no del mantenimiento de los valores antiguos a la
vez que se reconocen sus contrarios…”.-
3. La integración del ánima y del
animus:
El problema de la oposición se manifiesta en el cambio
de la edad en que el varón y la mujer toman los rasgos del otro sexo.-(o sea
surge la energía opuesta reprimida, en la mujer surge la energía masculina y en
el varón la energía femenina.
Jung cree, así parece, que lo masculino y lo femenino
es como una reserva determinada de sustancias, el varón consume en al primera
mitad de la vida (para afirmarse), parte de su potencial varonil de tal modo que
le queda luego casi solamente sustancia femenina.-
Si se investiga cuidadosamente, se puede apreciar que
lo que se ha hundido es el hasta entonces, estilo masculino y ha quedado un
varón afeminado. Por otra parte se observa en mujeres, como desarrollan en
estos años, una masculinidad no común y una firmeza de inteligencia que dejan
el corazón y los sentimientos en segundo plano.
Jung llama a estos principios femeninos y masculinos
“ánima” y “animus”.
Toda persona lleva en si ambos. En la primera mitad de
la vida desarrolla solo una parte mientras que la otra queda reprimida en el inconsciente.
Si el varón acentúa su masculinidad, el ánima se retira al inconsciente. Entre
las mujeres el animus reprimido se manifiesta en opiniones tenaces.- Si el
varón no admite sus rasgos femeninos, como ser sus sentimientos, lo creativo y
delicado entonces lo proyecta en las mujeres y así les fascina. La proyección
provoca fascinación.
En la segunda mitad de la vida se le pide al hombre
que abandone la proyección; esta confesión no es fácil para un varón, Jung
piensa que se necesita gran fuerza y penosa sinceridad consigo mismo para
reconocer las sombras.
Lo inconsciente que se le aparece al hombre en su
anima no carece de peligros solo puede llevar inseguridad y confusión. Por esto
el hombre necesita de protección para poder encontrar a su inconsciente de un
modo que le sea útil.
Esta defensa según Jung se la ofrece la religión con
sus símbolos, la religión recoge lo intuitivo y lo creador del ánima; pues sin
las fuerzas del ánima, el hombre pierde vivacidad, flexibilidad y humanidad.
Lo que el varón tiene que aprender a hacer con su
ánima, la mujer lo tiene que aprender a hacer con su animus.
Debería usar el animus como puerta de entrada a su
propio inconsciente y para así conocerlo.
Cuando sus opiniones no sean sólidas ni se basen en
convicciones firmes, la mujer debería investigarlas críticamente y averiguar su
procedencia, así es como podrá descubrir los pre-supuesto inconsciente de sus
opiniones aparentemente fundados en la razón. De este modo el animus se
convierte en puente hacia el inconsciente en el que se encuentran las fuerzas
creadoras que son necesarias para alcanzar el “si mismo” (Das Selbst).-
4. Desarrollo del sí mismo en la aceptación de la
muerte y en el encuentro con Dios
El verdadero problema
que el hombre se enfrenta en la mitad de su vida es en última instancia,
su actitud ante la muerte. Solo cuando el hombre cree en la supervivencia
después de la muerte, la muerte, es un objetivo razonable. Solo entonces tiene
sentido la segunda mitad de la vida.
La mitad de la vida, el hombre tiene que
familiarizarse con su muerte, tiene que ser conciente del descenso de la curva
biológica de su vida, para dejar ascender su línea psicológica en dirección a
su individuación.
Dice Jung: de entre todos mis pacientes que habían
pasado la mitad de la vida, no había ninguno en el que el problema decisivo no
fuera “su actitud religiosa” (conflicto existencial). Asunto que no tiene que
ver con una confesión determinada o de pertenencia a una iglesia.
La introversión que Jung exige en la mitad de la vida
se realiza en “la meditación y la ascesis”. “Soledad y ayuno voluntario” son
para Jung “los medios conocidos “desde lo antiguo, para proteger aquella
meditación que debe abrir paso al inconciente.
El resultado de la experiencia de los hombres que
pasan por la crisis de la mitad de la vida, que se dejan transformar por Dios
en esa crisis, la resume Jung así:
Esos hombres se encontraron a si mismos, supieron
aceptarse a si mismos, fueron capaces de reconciliarse consigo mismo y por ello
se reconciliaron también con las
circunstancias y los acontecimientos
contradictorios.
El hombre desde la mitad de su vida debe, así lo exige
Jung, dedicarse con todas sus fuerzas espirituales a la tarea de SER-SI-MISMO.
La vida humana puede compararse con el recorrido del
sol. Para el hombre esto significa el reconocimiento de la curva vital que
desde su mitad ha de ajustar a la realidad interior en lugar de a la realidad
exterior.
El resultado de la experiencia de los hombres que pasan por la crisis de la mitad de la vida, que se dejan transformar por Dios en esa crisis, la resume Jung así:
ResponderEliminarEsos hombres se encontraron a si mismos, supieron aceptarse a si mismos, fueron capaces de reconciliarse consigo mismo y por ello se reconciliaron también con las circunstancias y los acontecimientos contradictorios.
El hombre desde la mitad de su vida debe, así lo exige Jung, dedicarse con todas sus fuerzas espirituales a la tarea de SER-SI-MISMO.
La vida humana puede compararse con el recorrido del sol. Para el hombre esto significa el reconocimiento de la curva vital que desde su mitad ha de ajustar a la realidad interior en lugar de a la realidad exterior.