La oración como el secreto para dar
confianza al hombre y mujer contemporáneos, que con frecuencia sienten
la angustia de su propia impotencia.
«Cuando rezan los
creyentes, abren una brecha en el corazón de Dios, para quien nada es
imposible», explicó el Papa antes de rezar la oración mariana del «Angelus»
junto a varios miles de peregrinos.
«Asistimos por
desgracia con frecuencia a vicisitudes y acontecimientos dramáticos, que
siembran en la opinión pública desconcierto y angustia»
«El hombre moderno
parece seguro de sí mismo, y sin embargo, especialmente en ocasiones cruciales,
tiene que vérselas con su impotencia --añadió--: experimenta la incapacidad
para intervenir y, por consiguiente, vive en la incertidumbre y en el miedo».
El obispo de Roma
aseguró que «en la oración, hecha de fe, está el secreto para afrontar no sólo
en las emergencias sino día tras día los cansancios y problemas personales y
sociales».
«Quien reza no se
desalienta ni siquiera ante las dificultades más graves, pues siente a Dios a
su lado y encuentra refugio, serenidad, y paz en sus brazos abiertos», aseguró.
«Después, al abrir el
corazón al amor de Dios, se abre también al amor de los hermanos, y le hace
capaz de construir la historia según el designio divino», afirmó.
El Papa explicó que, por este motivo, «la
educación en la oración» debe convertirse «en un punto determinante de toda
programación pastoral».
«Es muy importante
rezar todos los días, personalmente y en familia --concluyó--. Que rezar, y
rezar juntos, sea el aliento cotidiano de las familias, de las parroquias y de
toda comunidad».
El Papa al final, quiso saludar personalmente a los
padres de todos los bebés presentes y a los pequeños les dio un cariñoso beso.
Se sacó también una
fotografía de grupo con unos veinte niños,
El Papa explicó que, por este motivo, «la educación en la oración» debe convertirse «en un punto determinante de toda programación pastoral».
ResponderEliminar«Es muy importante rezar todos los días, personalmente y en familia --concluyó--. Que rezar, y rezar juntos, sea el aliento cotidiano de las familias, de las parroquias y de toda comunidad».