ENCARAR LA PEDERASTIA, LLEGAR A LOS NO CREYENTES Y
RENOVACIÓN
¿Qué rumbo tomará la Iglesia católica con la salida del papa
Benedicto XVI? ¿Qué nuevos desafíos le esperan al sucesor del papa emérito?
Cuando Benedicto XVI dejó su investidura como el máximo jerarca de la Iglesia
católica no dejó una institución completamente unida y homogénea. En su lugar
quedó claro que, tras escándalos como la filtración de documentos del
‘Vatileaks’, hay división y rivalidades a lo interno de la institución. El
mismo Benedicto XVI indicó que quien le suceda deberá ser ‘vigoroso’ para poder
hacer frente al gran número de desafíos que él no pudo solucionar.
Especialistas y conocedores del tema exponen su punto de vista
y opiniones.
REFORMAS
‘Naturalmente, la Iglesia tiene que abrirse ante la
realidad’, las reformas no pueden estar ausentes de las necesidades de la
actualidad.
A esta iniciativa ya se han apuntado diversos grupos
religiosos formados por sacerdotes y fieles en países como Austria, Alemania,
Irlanda, Francia o Estados Unidos. Estos movimientos piden reformas como: más
democracia interna, reforma de la regla del celibato de los sacerdotes o la
ordenación de mujeres, entre otras.
Hay en particular una fuerte presión para que la Iglesia
permita comulgar a los divorciados que se han vuelto a casar.
Además, la caída del número de vocaciones también genera
demandas para reorganizar las parroquias y para que los laicos, hombres y
mujeres, puedan participar en las decisiones.
‘La realidad institucional y política por la que atraviesa
la Iglesia podría ser una oportunidad para nuevos tiempos de democratización,
equidad y participación edificadora de la sociedad en la construcción de nuevas
alianzas que coloquen a los seres humanos en el centro de las preocupaciones y
del accionar de los apóstoles del evangelio’,
Pero, ‘si la sucesión del pontífice continúa como un proceso
ordinario se teme que la crisis interna que vive la Iglesia no se resolverá.
ABUSOS SEXUALES
La ‘tolerancia cero’ decretada por Benedicto XVI y la
recomendación a todos los obispos de colaborar con la justicia civil todavía no
se aplican totalmente.
Tres cuartas partes de las conferencias episcopales han
puesto en marcha sistemas de lucha contra la pedofilia, pero muchas siguen
siendo reacias a esas instrucciones.
La conciencia de la gravedad del problema no es la misma en
todos los continentes y en algunos países la justicia civil no es eficaz.
En muchos países occidentales hay nuevas revelaciones de
abusos sexuales masivos a menores por parte de religiosos. Algunos cardenales
están acusados de haberlos encubierto durante años.
‘Vivimos en una sociedad en la que existen los excesos,
somos humanos y no santos. Pero, también hay que dar el ejemplo’, esto deben
entender los sacerdotes pederastas.
TRANSPARENCIA
Durante su pontificado, Benedicto XIV logró avanzar en la
transparencia de las cuentas del Vaticano y la lucha contra el blanqueo de
capitales. Pero queda mucho por hacer y algunas congregaciones y diócesis,
sobre todo en África, están tocadas por
la corrupción.
El Vaticano también se ha visto afectado por la crisis
económica global y las donaciones han disminuido considerablemente.
CUESTIONAMIENTOS
El matrimonio homosexual, la bioética, el aborto o la
eutanasia son temas que preocuparon mucho a Juan Pablo II y a Benedicto XVI.
Ambos papas consideraban que los valores familiares no son negociables y es muy
probable que el próximo papa adopte la misma línea.
Pero para muchos obispos estos temas deben ser tratados
delicadamente, ya que los pasos para reformar la concepción católica respecto a
esos temas, no es sencillo.
‘A las iglesias siempre nos cuestan los pasos de reforma,
porque uno se apega mucho a su tradición. Pero definitivamente el mundo del
siglo XXI no es lo mismo que el mundo del principio de la era cristiana’,
afirman.
Otro aspecto que el próximo papa también tendrá que
continuar es el diálogo con los laicos y seguir la modernización de la
comunicación de la Iglesia, sobre todo a través de las redes sociales.
Andrea Tornielli, uno de los mejores vaticanistas italianos
-que escribe para el prestigioso diario La Stampa y creó hace unos años el
sitio online especializado en temas religiosos, Vatican Insider - no tiene dudas.
El inminente cónclave que deberá elegir al sucesor de
Benedicto XVI, papa emérito que sacudió como nunca a la Iglesia Católica con su
dramática renuncia, será "muy difícil" y distinto del de 2005.
Entonces, Joseph Ratzinger, decano del Colegio Cardenalicio y ex brazo derecho
de Juan Pablo II como guardián de la ortodoxia católica, entró al cónclave como
único y grandísimo favorito.
Esta vez, en cambio, entre los 115 cardenales electores no
hay una figura de reconocida e inmensa estatura intelectual como Joseph
Ratzinger, subraya Tornielli, autor de más de 50 libros de temas de historia de
la Iglesia, biografías de papas y análisis de pontificados.
Por eso, más allá de los nombres que suenan, como el del
cardenal brasileño Pedro Odilio Scherer, arzobispo de San Pablo, o el del
canadiense Marc Ouellet, prefecto de la Congregación para los Obispos, es mucho
más alta la posibilidad de sorpresas. Como ocurrió en el cónclave de 1978, que
eligió al desconocido papa polaco Karol Wojtyla, esta vez también puede ser
elegido un outsider .
-¿Cómo definiría este cónclave?
-Lo definiría como difícil, mucho más difícil que el de
2005, porque falta un candidato que parta con una gran fuerza de votos y sobre
todo, que sea reconocido y respetado por los amigos y por los adversarios, que
es lo que pasó con Joseph Ratzinger, hay que admitirlo. Había algunos que no lo
querían y que hasta el final no lo votaron. Pero todos los cardenales electores
reconocían su estatura intelectual.
Reconocían el hecho de que él estaba fuera de los juegos de
la Curia -el gobierno central de la Iglesia-, y que tenía una personalidad de
enorme altura. Otro aspecto que para mí entra en juego es el hecho de que esta
vez hay 48 cardenales que no son neófitos del cónclave , mientras que 67 nunca
participaron en la elección. La otra vez, solamente dos habían ya participado
en un cónclave.
-¿Quiénes eran?
-Ratzinger y el cardenal norteamericano Baum, ex arzobispo
de Washintgon. Ellos dos habían participado en el cónclave de 1978. Los demás
electores, todos, estaban en su primer cónclave y por lo tanto no sabían cómo
funcionaba, no habían vivido la experiencia y el mecanismo del cónclave. Esto
significa que menos de la mitad de los cardenales electores sabe qué pasó la
otra vez, cómo fueron las maniobras, cómo se movieron los grupos que apoyaban a
Ratzinger y, de hecho, para mí no es casual que esta vez haya habido un input
de que había que hacer las cosas con calma, no a las apuradas.
-En el cónclave de 2005 el cardenal primado de Buenos Aires,
Jorge Bergoglio, fue el segundo en la votación después de Ratzinger, según las
reconstrucciones. ¿Esta vez qué podría pasar?
-Depende. Creo que Bergoglio sigue siendo una figura
importante, de referencia, de estima y de atención. Claramente, la otra vez
llegó a 40 votos y era una candidatura que muchos utilizaron para bloquear a
Ratzinger. Pero si se hubiera bloqueado a Ratzinger con Bergoglio, creo que a
partir del día siguiente se hubiera votado a una tercera persona.
-¿Los 76 años de Bergoglio son un impedimiento?
-Claro, pero sigue siendo una figura importante. Para mí,
todavía es un papable, aunque muchos cardenales dicen que hay que elegir a un
cardenal más joven... Pero seguramente es una figura destacada, y en estos años
su prestigio creció en los sínodos y demás reuniones.
-También es considerado papable el cardenal Leonardo Sandri,
prefecto para las Iglesias Orientales y ex sustituto de la secretaría de Estado
al final del pontificado de Karol Wojtyla. ¿Usted qué opina?
-Es verdad que hay cardenales que en el consistorio de
febrero de 2012 pedían informaciones sobre Sandri. Es decir, lo consideraban
como un posible papable. Aún hoy hay quienes lo consideran así. Yo siempre
pensé que Sandri, por su biografía, por su experiencia, puede ser presentado
como un posible secretario de Estado. Me cuesta un poco más verlo como papable
por un motivo muy simple: en los últimos 150 años, una sola vez los cardenales
eligieron a un papa que no tenía experiencia pastoral como guía de una
diócesis. Era 1939, marzo, como esta vez, y el cardenal era Eugenio Pacelli,
que era el secretario de Estado de Pío XI...
-Claro, Pío XII...
-Fue elegido en sólo tres escrutinios. Pero estaba la
Segunda Guerra Mundial al acecho y la elección de Pacelli también tuvo que ver
con esas circunstancias. Querían un papa diplomático, que conociera el mundo
desde ese punto de vista. Pero también en ese cónclave hubo un intento de
contraponerle la figura de un papa pastor, que era el cardenal Elia Dalla
Costa, arzobispo de Florencia. Esto signfica que, en 150 años, sólo en vísperas
de una guerra se eligió un papa que no tenía experiencia pastoral y que era un
diplomático. El resto de las veces, todos habían pasado por una diócesis,
también papas que venían de una carrera diplomática: Juan XXIII, en Venecia;
Montini, en Milán; Ratzinger, aunque pocos años, en Munich. Por eso creo que es
más difícil pensar que se elija papa a un cardenal que no ha manejado una
diócesis.
-Se habla con insistencia de la "operación
Scherer", auspiciada por el cardenal Angelo Sodano, que impulsa al
cardenal brasileño, Odilio Pedro Scherer, arzobispo de San Pablo, como papa, el
primero latinoamericano, acompañado por un secretario de Estado que conozca la
Curia, que podría ser el cardenal Mauro Piacenza o el cardenal argentino
Leonardo Sandri. ¿Para usted, el hecho de que haya salido a la luz esta
operación, la puede perjudicar, o Scherer sigue siendo un candidato fuerte?
-Scherer sigue siendo un candidato, en el sentido de que
creo que va a cosechar votos. Creo que existe el deseo de un grupo de miembros
de la Curia, también diplomáticos, de apuntar a un papa que quizá provenga de
América latina. Y entonces podría ser Scherer, podría ser Robles Ortega de
México... Pero la idea es, de todos modos, alcanzar un acuerdo por el cual haya
un papa que garantice la sobrevivencia de cierto equilibrio curial.
-¿Equilibrio curial quiere decir statu quo? ¿Los curiales
temen que disminuya su poder?
-Si no es un statu quo, sí un equilibrio por el cual puedan
hacer saber su opinión, es decir, que puedan, de algún modo, no digo controlar,
sino influir al nuevo papa. Eso sí.
-Si fuera así, ¿podría llegar a haber un papa
latinoamericano "títere" o domesticado?
-Nunca usaría la palabra títere, quizás domesticado, sí, en
el sentido de que pueda ser una figura que tenga una forma de apoyo o de
compromiso con la curia, quien, quizás, esté acompañado por un secretario de
Estado que pertenezca a la curia actual o a un cierto mundo diplomático. Me
parece que ese tipo de operación puede ser posible.
-¿Para usted entonces la operación Scherer podría tener
éxito?
-Es pronto decirlo... Depende de cuánto la operación aparece
descubierta y de quién sería el secretario de Estado, porque esta vez los
cardenales quieren prestar mucha, mucha atención. No deciden nada a ojos
cerrados. Me refiero sobre todo a los cardenales que llegan de afuera, que
discutirán las candidaturas...
-Pero en la "operación Scherer", los secretarios
de Estado serían el italiano Mauro Piacenza o el argentino Leonardo Sandri...
-Sí, se mencionaron esos nombres, pero hay que decir que
Piacenza y Sandri no son dos personalidades que se pueden intercambiar.
Seguramente Piacenza, aun sin tener experiencia diplomática, es uno de los
cardenales de la actual curia que conoce mejor su maquinaria, y además la
congregación del clero, que él encabeza, funciona muy bien. Es decir, es
alguien que hace bien su trabajo y ya antes de que el Papa renunciara, era
señalado como uno de los candidatos a la secretaría de Estado.
-¿Para usted es correcta la corriente de pensamiento que
dice que después de todos los escándalos internos, VatiLeaks e intrigas, muy
italianas por cierto, nadie quiere un papa italiano?
-Esto es algo que se oye decir. Yo creo que los cardenales
quieren tener mucho cuidado también en este aspecto. Hay que tratar de ver qué
lograron conocer del informe de VatiLeaks. Claro, si el papa fuera un italiano
que no pertenece a la curia, creo que al final podría también ser elegido. Es
decir, un italiano que no tenga ningún tipo de identificación o de contacto con
el VatiLeaks y con el tema del desgobierno de la curia. Un italiano arzobispo
de una gran ciudad para mí está todavía en juego.
-¿Habla del cardenal arzobispo de Milán, Angelo Scola?
-Scola en este momento es el italiano residencial más
fuerte. Hay otros dos que son Bagnasco (Génova) y Betori (Florencia). También
sacará votos el cardenal Ravasi, que es un gran comunicador, un gran
intelectual, pero creo menos papable porque me cuesta pensar, como dije antes,
que elijan como papa alguien que no tiene experiencia pastoral directa al
frente de una diócesis.
-Causó mucho impacto en todo el mundo el artículo del diario
La Repubblica que decía que en el informe secreto sobre VatiLeaks realizado por
tres cardenales, y que habría empujado el Papa a la renuncia, además de luchas
internas, corrupción y dinero se denunciaba un lobby gay... ¿Para usted existe
un lobby gay en el Vaticano?
-Que haya comentarios que tienen como denominador común esta
tendencia, esta característica, seguramente es cierto, me parece evidente. No
estoy para nada seguro, sin embargo, de que en el informe secreto sobre
VatiLeaks se hable de esto. Me parece que se habla de la fuga de documentos y
del desgobierno de la Curia. De todos modos, es verdad que existen condicionamientos
de este tipo: de hecho, monseñor Oko, un sacerdote polaco, hizo una tesis de
doctorado sobre la homosexualidad en la Iglesia, hablando en manera bastante
explícita y también preocupada de la presencia de esta tendencia en el seno de
la Iglesia.
-Volviendo al cónclave, en el imaginario colectivo siempre
existe una lucha entre conservadores y progresistas. Pero esta vez es distinto,
¿no?
-No creo que haya lucha entre conservadores y progresistas
porque en los últimos años la Iglesia y los cardenales que han sido creados no
son progresistas... Me cuesta ver entre ellos a grandes progresistas. Si
presentan a Bergoglio como progresista, por ejemplo, me parece bastante
excesivo: en los tiempos en que era rector de los jesuitas pasaba por ser un ultraconservador.
Veo que como denominador común esta vez hay voluntad de un cambio
significativo, un cambio en cuanto a la posibilidad de una reforma de la Curia
y de cerrar la temporada de venenos y de escándalos. Pero hay algunos que
desearían el "papa sheriff", es decir, el que con determinación haga
limpieza. Otros apuntan más al hecho de que, más allá de la transparencia y
limpieza de la Curia, tiene que servir para la nueva evangelización. Es decir,
recuerdan, sobre todo, que el nuevo papa tiene que ser alguien que sepa
hablarle al mundo, sonreírle al mundo, anunciar el Evangelio de manera positiva
y propositiva.
-Recapitulando, como esta vez no hay candidatos fuertes,
¿podemos esperar sorpresas, que sea elegido un outsider o un tapado, alguien
cuyo nombre nunca se oyó?
-Pienso que sí, sobre todo si el cónclave se bloquea,
después de un día o dos pueden salir algunos
outsiders . Y entonces el partido
estará verdaderamente abierto. Si comienza a haber un bloqueo que no se puede
superar, si hay desacuerdo en el nombre de los favoritos de la primera hora, se
puede apuntar a otras personas. Es decir, esta vez la posibilidad del outsider
es mucho más alta que la vez pasada. Recordemos, por ejemplo, que Karol
Wojtyla fue un outsider en 1978 y que hubo tres días de cónclave y
después de que los italianos no lograron elegir a su propio papa, eligieron al
papa polaco.
-Otro nombre que suena mucho es el del cardenal canadiense
Marc Ouellet, prefeto de la Congregación para los Obispos...
-Ouellet es un candidato fuerte, pesca votos en la misma
fuente que Scola, es un candidato que, como currículum, tiene todo perfecto.
Pero hay que ver cómo serán las dinámicas del cónclave. Otro candidato para
mí outsider , aunque dicen que no puede haber un papa
norteamericano, es el arzobispo de Boston, Sean O'Malley.
-¿Si tuviera que hacer una apuesta...?
-La verdad, esta vez no sabría por quién apostar. Tendría
dificultades, por lo que apostaría poquísimo. Quizás, en este momento, probaría
a apostar por Ouellet, pero poca plata.
Mano a mano
Un experto en los laberintos del Vaticano
Escribió más libros que los 49 años que cumple en estos
días. Siempre amable con todos los colegas ex-tranjeros, a quienes suele
orientar en el complejo y hermético mundo del Vaticano, Andrea Tornielli nació
en Chioggia, nordeste de Italia. Trabajó en el mensual Treinta Días, en el
diario Il Giornale y ahora en el diario La Stampa, de Turín, donde creó un
sitio online especializado en temas religiosos, el muy exitoso Vatican Insider,
que cuenta con traducción al español. Está considerado uno de los más prestigiosos
y mejor informados vaticanistas italianos. Entre los más de 50 libros en su haber,
escribió dos grandes biografías sobre Pío XII y Paulo VI, un libro sobre el
secreto de Fátima y otro, en 2010, sobre las crisis del pontificado de
Benedicto XVI, titulado Ataque a Ratzinger. En él, identificó tres ti-pos de
ataques: el primero, de fuer-zas externas a la Iglesia -de par-te de lobbies,
poderes a quienes les convenía reducir la autoridad moral de la Iglesia-; el
segundo, vinculado al disenso interno, y el tercero, el menos premeditado
quizá, al hecho de que su entorno cometió errores que podrían haberse evita-do.
"El Papa -escribió- no fue ayudado de manera correcta por sus máximos
colaboradores."
Un futuro posible, según Tornielli
¿Qué le gustaría ver en el futuro de la Iglesia Católica?
Creo que hay que partir del discurso muy lindo que hizo
Benedicto XVI en su última audiencia pública, el 27 de febrero pasado, ante más
de 100.000 personas de todo el mundo, cuando habló de la Iglesia en sentido
positivo. Entonces recordó que la Iglesia es un cuerpo vivo, es una realidad de
pueblo, no de los palacios, no sólo de los eclesiásticos, en línea con el
Concilio Vaticano II. El tono de ese discurso del papa emérito, que dijo que
Dios maneja la barca de Pedro, fue de gran esperanza. Es decir, también los
escándalos, los problemas de la Curia romana y las divisiones deben ser
relativizados... Espero para el futuro de la Iglesia que prevalezca ese
horizonte de esperanza. Hay que volver a partir con fuerza desde el mensaje
positivo de los dos pontificados de Juan Pablo II y de Benedicto XVI. El punto
es que la Iglesia, por cómo es presentada, hoy parece una Iglesia del no, que
les hace difícil la vida a los fieles. En realidad, la naturaleza de la Iglesia
es un gran sí: decir que sí a la persona de Jesús para tener una vida más feliz
y profunda. Por eso, creo que tiene que emerger más esta positividad de la
Iglesia, también en su relación con el mundo
El sucesor de Benedicto XVI, que el jueves renunció al
papado, deberá enfrentar numerosos desafíos, que van de la contestación interna
en la Iglesia hasta las finanzas del Vaticano, pasando por los problemas éticos
y la persecución de los cristianos en algunas regiones.
•Cuestionamientos internos y reformas – Sobre todo en los
países occidentales, la Iglesia enfrenta una oleada de cuestionamientos. En
países como Austria, Alemania, Irlanda, Francia o Estados Unidos, movimientos
formados por sacerdotes, religiosos o religiosas piden reformas: más democracia
interna, elección de las autoridades eclesiásticas, reforma del pontificado, de
la regla del celibato de los sacerdotes o la ordenación de mujeres. Estos
movimientos llevan a algunos analistas a hablar de “cisma silencioso” (en
referencia al llamado Cisma de Occidente del siglo XIV, cuando varios papas se
disputaban la autoridad de la Iglesia) e incluso de “protestantización” (en
referencia al protestantismo, más abierto sobre algunas cuestiones morales).
Hay en particular una fuerte presión para que la Iglesia permita comulgar a los
divorciados que se han vuelto a casar. La caída del número de vocaciones
también genera demandas para reorganizar las parroquias y para que los laicos,
hombres y mujeres, puedan participar en las decisiones.
•La reintegración de los tradicionalistas – Benedicto XVI no
consiguió reintegrar al seno de la Iglesia a los integristas “lefebvrianos”,
que no aceptan la modernización que supuso el Concilio Vaticano II de
principios de los años 1960. La negociación, a pesar de los esfuerzos del Papa,
sigue en punto muerto.
•Aculturación y pérdida de valores – Para la Iglesia, la
“globalización” del catolicismo, que en muchas partes del mundo adopta
liturgias y costumbres locales, es un problema. En los casos más extremos hay
cristianos que se convierten a iglesias pentecostales o incluso al islam.
•Abusos sexuales, pedofilia – La “tolerancia cero” decretada
por Benedicto XVI y la recomendación a todos los obispos de colaborar con la
justicia civil todavía no se aplican totalmente. Tres cuartas partes de las
conferencias episcopales han puesto en marcha sistemas de lucha contra la
pedofilia pero muchas siguen siendo reacias a esas instrucciones. La conciencia
de la gravedad del problema no es la misma en todos los continentes y en
algunos países la justicia civil no es eficaz. En muchos países occidentales
hay nuevas revelaciones de abusos sexuales masivos a menores por parte de
religiosos. Algunos cardenales están acusados de haberlos encubierto durante años.
•Cuentas del vaticano y corrupción – Durante su pontificado,
Benedicto XIV logró avanzar en la transparencia de las cuentas del Vaticano y
la lucha contra el blanqueo de capitales. Pero queda mucho por hacer y algunas
congregaciones y diócesis, sobretodo en África, están lastradas por la
corrupción. El Vaticano también se ha visto afectado por la crisis económica
global y las donaciones han disminuido considerablemente.
•Reforma de la curia – La reforma de la Curia romana (el
conjunto de órganos de gobierno del Vaticano) ha sido uno de los grandes
fracasos de Benedicto XVI, un papa más intelectual que gestor.
•Persecución de cristianos y amenazas islamistas – Los
cristianos sufren persecuciones y amenazas en varios países. El Vaticano está
especialmente preocupado por las amenazas islamistas en países como Pakistán o
en el Sahel africano. También está en juego el diálogo con el islam, no siempre
fluido. Las relaciones con el judaísmo, en cambio, han mejorado mucho en los
últimos años.
•Medio oriente – El próximo Papa tendrá que tratar la
situación de los cristianos en Medio Oriente, donde nació la religión de Jesús.
El Vaticano quiere proteger a esta minoría, hostigada en algunos países.
•Cuestiones morales – El matrimonio homosexual, la bioética,
el aborto o la eutanasia son temas que preocuparon mucho a Juan Pablo II y
Benedicto XVI. Ambos Papas consideraban que los valores familiares no son
negociables y es muy probable que el próximo Papa adopte la misma línea.
•Comunicación y cultura – El próximo Papa tendrá que
continuar el diálogo con los laicos y seguir la modernización de la
comunicación de la Iglesia, sobre todo a través de las redes sociales.
Benedicto XVI fue un protector, no un reformista. Intervino
en las crisis de su Iglesia, pero dejó muchas tareas pendientes. Al próximo
Papa le esperan viejos problemas y desafíos a las necesidades de reforma y a la
crisis de fe.
El Miércoles de Ceniza, el propio Joseph Ratzinger señaló el
camino que debería seguir su sucesor: condenó los "pecados contra la
unidad de la Iglesia y las divisiones en su seno" y llamó a "superar
los individualismos y rivalidades". Pero la Iglesia, con sus 1.200
millones de creyentes, no necesita únicamente un cambio de la curia romana: hay
necesidades distintas en cada continente y el nuevo pontífice debería conciliar
todas ellas.
"Las instituciones eclesiásticas deben apoyar la acción
evangelizadora y no frenarla. La curia ofrece a menudo más una imagen de
arribismo que de servicio a los creyentes", dice el influyente cardenal
franciscano sudafricano Wilfried Fox Napier, quien está a favor de una fuerte
renovación espiritual.
Tras el escándalo de intrigas y luchas de poder del
Vatileaks, Roma necesita una nueva era. Europa reclama al próximo Papa avanzar
en el ecumenismo; relajar la moral sexual; conseguir un mayor papel de la mujer
en la Iglesia y abordar el celibato de los curas. En Latinoamérica, donde la
creencia católica es mayor que en otras regiones del mundo, deberá ofrecer,
además, respuesta al tráfico de drogas, a la violencia y a la pobreza.
Los católicos de África esperan apoyo del Papa por venir en
lugar de silencio. Sus problemas son muchos, entre ellos la lucha contra el
sida; el hambre; el colonialismo económico; el odio islamista y las agresiones
contra los cristianos en el continente. Benedicto XVI visitó en varias
ocasiones África y Cercano Oriente, para fortalecer la fe de los cristianos
amenazados y convocarlos a quedarse en ese lugar, sobre todo en Tierra Santa.
Asia no sólo es de una importancia capital a nivel
económico, sino también para la Iglesia. Ratzinger nunca viajó al continente y
tuvo varias desavenencias con China, que controla las religiones. Sólo un
pequeño porcentaje de los asiáticos son cristianos, pero en la región vive la
mayor parte de la población mundial, lo cual es un desafío.
Algunos problemas son la caída de la fe en Occidente, el escándalo
de abusos sexuales y el comportamiento no esclarecido de la ultraconservadora
Hermandad de San Pío X. Parte del futuro estará determinado por el continente
del que proceda el próximo pontífice y de su nivel de conservadurismo. Quizás
su sucesor sea más joven y pueda abordar las reformas necesarias con un mayor
dinamismo
Oración por la elección del nuevo Papa
Dios, Padre y Pastor
nuestro,
en todo tiempo proteges y guías a tu Iglesia.
Como los apóstoles en espera de Pentecostés,
reunidos con María, la Madre de Jesús y Madre
nuestra,
también nosotros te pedimos:
Reanima a tu pueblo con la fuerza de tu
Espíritu
y colma con los dones de sabiduría y
entendimiento,
de escucha humilde y discernimiento
a quienes tienen la responsabilidad de elegir
al
nuevo obispo de Roma, sucesor de Pedro.
Alegra a tu Iglesia dándole un pastor según tu
corazón,
que sea testigo de la buena noticia de tu
Hijo,
animador de nuestra comunión en la fe y en el
amor,
y servidor de esperanza entre los hombres y
las mujeres de hoy,
especialmente los más pobres y quienes sufren.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
María, Madre de la Iglesia, - ruega por
nosotros.
San Pedro y San Pablo, - rueguen por nosotros.
MAÑANA MARTES 12 A LAS 19 TENDREMOS UNA MISA UNIENDONOS A LOS CARDENALES EN ROMA IMPLORANDO UN NUEVO PENTECOSTES
.
Oración por la elección del nuevo Papa
ResponderEliminarDios, Padre y Pastor nuestro,
en todo tiempo proteges y guías a tu Iglesia.
Como los apóstoles en espera de Pentecostés,
reunidos con María, la Madre de Jesús y Madre nuestra,
también nosotros te pedimos:
Reanima a tu pueblo con la fuerza de tu Espíritu
y colma con los dones de sabiduría y entendimiento,
de escucha humilde y discernimiento
a quienes tienen la responsabilidad de elegir al
nuevo obispo de Roma, sucesor de Pedro.
Alegra a tu Iglesia dándole un pastor según tu corazón,
que sea testigo de la buena noticia de tu Hijo,
animador de nuestra comunión en la fe y en el amor,
y servidor de esperanza entre los hombres y las mujeres de hoy,
especialmente los más pobres y quienes sufren.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
María, Madre de la Iglesia, - ruega por nosotros.
San Pedro y San Pablo, - rueguen por nosotros.