ADORAR A
JESUCRISTO
“Dios tuvo
a bien hacer residir en él toda la
plenitud”
(Col 1,19)
1. Reflexión
En
la Antigua Alianza la adoración se dirige a Dios, cuya realidad trinitaria
todavía se desconoce; pero la presencia del Verbo en el mundo abre las puertas
de la adoración a Dios en la persona del Hijo desde el primer momento de su
presencia en la tierra. Los magos de oriente preguntaron: ”¿Dónde está el Rey
de los judíos que ha nacido? Pues vimos su estrella en el Oriente y hemos
venido a adorarle" (Mt 2,2). A lo largo de su vida pública, personas que
recibían sus favores, se postraban ante él y le adoraban. Se adora a Jesús
resucitado y exaltado, como lo hicieron los discípulos en el momento de la
ascensión: "Después de postrarse ante él, se volvieron a Jerusalén con
gran gozo" (Lc 24,52). Lo mismo hicieron las mujeres cuando se les
apareció Jesús después de resucitar: "Se asieron a sus pies y le
adoraron" (Mt 28,9). ¿Hubiera permitido Jesús que le adoraran, si no
tuviera derecho a la adoración?
La
adoración reservada al Dios único es proclamada desde el primer día, con
escándalo para los judíos, como debida a Jesucristo, porque “Dios ha
constituido Señor y Cristo a este Jesús a quien vosotros habéis crucificado”
(Hch 2,36).
En
el himno a Cristo recogido en la carta a los Filipenses, se dice que "Dios
le exaltó y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre. Para que al nombre
de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos y
toda lengua confiese que Jesús es Señor para gloria de Dios Padre” (Flp
2,9-10). Es la aplicación a Jesucristo de este otro texto de la Antigua
Alianza: "Ante mí se doblará toda rodilla y toda lengua jurará diciendo:
'Sólo en el Señor hay fuerza y victoria’" (Is 45,23-24).
En
Dt 32,43 se dice: "Adórenle los hijos de Dios". Y la carta a Hebreos
la aplica a Jesucristo al decir: "Al introducir a su Primogénito en el
mundo dice: 'Adórenle todos los ángeles de Dios" (Hb 1,6).
Si
la adoración está dirigida a Dios por razón de su dignidad, Jesucristo es la dignidad
y la autoridad de Dios que en él se hacen visibles y cercanas al hombre, porque
el Padre quiere “que todo tenga a Cristo por cabeza, lo que está en los cielos
y lo que está en la tierra" (Ef, 1,10). Y "él es Imagen de Dios
invisible, primogénito de toda la creación, porque en él fueron creadas todas
las cosas, en los cielos y en la tierra, las visibles y las invisibles, los
Tronos, las Dominaciones, los Principados y las Potestades, todo fue creado por
él y para él, él existe con anterioridad a todo y todo tiene en él su
consistencia" (Col 1,15-17).
2. Palabra profética
Visión
durante la adoración: Según iba avanzando el canto en el espíritu daba la
sensación de que íbamos quedando cada vez más ligeros de peso, mientras una
especie de fuego abrasador, que era el amor del Señor, nos estaba fundiendo; al
final solamente quedaba nuestra silueta bajo una vestidura blanca cada vez más
resplandeciente; a medida que pasaba el tiempo de adoración nuestra presencia
se iba desvaneciendo y quedaba sólo la presencia del Señor.
Visión:
Mientras estamos postrados a los pies del Señor en adoración, el enemigo
intenta apartarnos de allí, porque no soporta que los hombres adoren a Dios.
Nos molesta tratando de turbar la mente con todos los medios a su alcance para
sacarnos de este lugar. Por un lado experimentamos la atracción del Trono de
Gloria, pero por otra parte el enemigo quiere separarnos. Se nos invita a
levantar la bandera de la fe, gracias a la cual podemos hacerle frente y
vencerlo
Visión: Mientras estamos postrados a los pies del Señor en adoración, el enemigo intenta apartarnos de allí, porque no soporta que los hombres adoren a Dios. Nos molesta tratando de turbar la mente con todos los medios a su alcance para sacarnos de este lugar. Por un lado experimentamos la atracción del Trono de Gloria, pero por otra parte el enemigo quiere separarnos. Se nos invita a levantar la bandera de la fe, gracias a la cual podemos hacerle frente y vencerlo
ResponderEliminarEn el himno a Cristo recogido en la carta a los Filipenses, se dice que "Dios le exaltó y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre. Para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos y toda lengua confiese que Jesús es Señor para gloria de Dios Padre” (Flp 2,9-10). Es la aplicación a Jesucristo de este otro texto de la Antigua Alianza: "Ante mí se doblará toda rodilla y toda lengua jurará diciendo: 'Sólo en el Señor hay fuerza y victoria’" (Is 45,23-24).
ResponderEliminar