Martín de Tours
San Martín de Tours | |
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San Martín y el mendigo, pintado por El Greco en 1597 | |
Nacimiento | 316 Panonia (actual Hungría) |
Fallecimiento | 397 Candes |
Venerado en | Iglesia Católica Romana, Iglesia Ortodoxa |
Festividad | 11 de noviembre (Iglesia Católica y 25 de octubre (Iglesia Ortodoxa) |
Atributos | Mitra, báculo y a su lado un mendigo. |
Patronazgo | soldados, tejedores, comercios en general y fabricantes textiles, Francia, Hungría y numerosas ciudades, como Buenos Aires. |
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[editar] Vida
Recibió su educación en Pavía, ingresó con 15 años en la guardia imperial romana, en la que sirvió hasta el año 356 en Francia .La leyenda más famosa en torno a su vida sucedería en el invierno de 337, cuando estando Martín en Amiens encuentra cerca de la puerta de la ciudad un mendigo tiritando de frío, a quien da la mitad de su capa, pues la otra mitad pertenece al ejército romano en que sirve. En la noche siguiente, Cristo se le aparece vestido con la media capa para agradecerle su gesto. Esta es la escena que iconográficamente se ha preferido para su representación.
Martín decide entonces dejar el ejército romano y convertirse, lo cual no puede hacer hasta pasado un tiempo, al negarle su licencia el emperador.
Tras dejar la vida militar se bautiza y se une a los discípulos de San Hilario de Poitiers en la ciudad de Poitiers.
[editar] Obispo
En el año 370 es nombrado Obispo de Tours. Su vida pastoral se caracterizó por la evangelización y la lucha contra las costumbres paganas. Aunque perseguía las teorías del gnosticismo y maniqueísmo de Prisciliano, acudió ante el emperador Magno Clemente Máximo para evitar que fuera ejecutado. El obispo galaico Hidacio insistió ante el emperador hasta que Prisciliano fue ejecutado. Martín, afligido y enfadado por este hecho, rompió sus relaciones con Hidacio. Más tarde tuvo que reconciliarse con él, cuando el emperador mas importante de la época se lo exigió como condición a cambio de terminar con las ejecuciones de priscilianistas.Fallece en Candes en el año 397. Su vida la escribe Sulpicio Severo probablemente ese mismo año. Es uno de los elementos que contribuyen fuertemente a difundir su devoción y presencia en la cultura popular.
Su festividad se celebra el 11 de noviembre, coincidiendo con la matanza del cerdo en muchas regiones de España, de ahí el origen de la expresión «A cada cerdo le llega su San Martín».
[editar] Patronazgo
Patrono de los soldados. Patrono de Francia, de Hungría y de las ciudades de Poznan en Polonia, Buenos Aires en Argentina, Quiroga (Lugo), Carrión de los Céspedes, Orense, Coya, Las Fraguas, Villadoz (Zaragoza), Grisén (Zaragoza), Pozo de Almoguera, San Martín del Pimpollar,San Martin Jilotepeque en Chimaltenango,Guatemala, San Martín de Valdeiglesias y San Martín de Trevejo en España, Quillota en Chile, San Martín Texmelucan Pue,Tixtla de Guerrero, Gro, Acayucan, Ver. en México, Colonia Tovar en Venezuela y Utrecht y Groningen en los Países Bajos. Santo muy venerado en todo el mundo, tiene bajo su patronazgo múltiples parroquias a lo largo de Europa.[editar] Patronazgo en Bucaramanga
En esta ciudad se encuentra la parroquia a San Martín de Tours ubicada en Coaviconsa; esta comunidad ha tomado a San Martín como patrono por recibir beneficios de él, y por la gran humildad y desprendimiento que este hombre manifestó con su primer parroco, el padre Jeffer Ludin Rayon Jimenez.[editar] Patronazgo en Hungría
Puesto que este santo nació dentro de los límites de la antigua provincia de Pannonia (actualmente Hungría), cuando los húngaros paganos comenzaron a cristianizarse a finales del Siglo IX, el culto a San Martín comenzó a cobrar significancia en esta región. El primer rey cristiano, San Esteban I de Hungría (975 - 1038), santificó la Abadía de Pannonhalma en honor a San Martín, pues se creía que su lugar de nacimiento había sido la montaña donde se fundó el recinto religioso.La relevancia de este santo como patrón húngaro continuó a través de las décadas en el reino, aunque a finales del siglo XI el papel preponderante pasó a ser ocupado por el rey San Esteban y, posteriormente, a comienzos del Siglo XIV, por la figura del rey San Ladislao I de Hungría (sin que el culto de San Esteban perdiese fuerza). Los motivos en altares continuaron apareciendo en iglesias húngaras con gran frecuencia hasta finales de la Edad Media.
[editar] Patrono de la ciudad de Buenos Aires
Cumpliendo con una antigua tradición, don Juan de Garay y los primeros miembros del cabildo, unos días después de fundada la Ciudad, el 20 de octubre de 1580, se reunieron para darle un santo como Protector y Patrono. La suerte recayó en San Martín. La historia que tiempo después fue pasando de boca en boca hasta el día de hoy es que los vecinos, al ver el nombre de un “santo francés”, se negaron a que fuera protector de una ciudad de las colonias españolas. Reiteraron la elección, y por tres veces salió el mismo nombre, considerando de esa forma que era Dios mismo quien quería ese santo patronazgo. Lo cierto es que desde el día de la elección San Martín de Tours pasó a ser parte importante de la historia y la vida de la Ciudad de Buenos Aires.[editar] Patrono de Utrecht
El 11 de noviembre de cada año se celebra en Utrecht, Países Bajos, el Sint Maarten (San Martín). Niños caminan por las calles con faroles hechos de papel de colores y velas por dentro, en grupos pequeños y acompañados siempre de uno o más adultos y van de casa en casa pidiendo dulces o fruta. Los niños tocan a las puertas de las casas que han dejado una vela afuera y comienzan a cantar canciones de San Martín (Sint-Maartenliedjes). La iglesia-catedral (Dom) de Utrecht fue construida en honor a San Martín.[editar] Obras musicales
San Martín de Tours ha inspirado varias obras musicales. Entre otras, la cantata Martinus (2008), sobre su vida, para recitador, barítono, coro infantil, coro mixto y orquesta, de la cual es autor el compositor español Luis de Pablo.[editar] Véase también
[editar] Bibliografía
- Mariano Renuncio Calvo, Vita S. Martini, ed. J. Fontaine , 3 vol., París, 1967–1969
- Régine Pernoud (1998). San Martín de Tours. Encuentro Ediciones. ISBN 978-84-7490-482-6. http://books.google.es/books?id=b362jN2EEckC.
[editar] Enlaces externos
- Wikimedia Commons alberga contenido multimedia sobre Martín de Tours. Commons
- San Martín en Primeros cristianos.com
- Biografía de San Martín de Tours en Santoral Católico de www.divinavoluntad.net
- El Papa presenta a jóvenes y enfermos el ejemplo de san Martín
- San Martín y la ciudad de Buenos Aires
- Iglesias San Martin
El Papa presenta a jóvenes y enfermos el ejemplo de san Martín
El soldado que rasgó su capa para defender a un pobre del frío
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 12 de noviembre de 2008 (ZENIT.org).- En la audiencia general de este miércoles Benedicto XVI presentó a los jóvenes, enfermos y recién casados el ejemplo de san Martín de Tours, cuya fiesta fue celebrada este martes por la Iglesia.
San Martín, nacido in Panonia (hoy Hungría), hijo de un oficial del ejército romano. Siendo muy joven, él mismo se unió a la caballería imperial, prestando servicio en Galia, motivo por el cual es también considerado como patrono de los soldados.
En esa época tuvo lugar el famoso episodio con el que los artistas recuerdan al soldado Martín, quien cuando cabalgaba a caballo, rasgó con su espada su capa militar para ofrecérsela a un mendigo aterido por el frío.
Tras dejar el ejército en el año 356, se retiró a Ligugé, en la región de Poitiers, donde con un grupo de discípulos fundó un monasterio, que pronto se haría famoso en toda Galia. Elegido obispo de Tours, en el año 371, difundió del cristianismo en toda la Galia occidental.
Martín fue uno de los santos más populares de Europa occidental. Miles de parroquias y pueblos tomaron su nombre. En Francia hay al menos 4.000 iglesias dedicadas al santo.
"Que sea para vosotros, queridos jóvenes, empuje para una fidelidad evangélica cada vez más generosa", dijo el Papa al final de la audiencia general al despedirse de los 15 mil peregrinos presentes en la plaza de San Pedro.
"Que sea para vosotros, queridos enfermos, aliento para confiar en el Señor que nunca abandona a sus hijos en el momento de la prueba", añadió.
Por último, dirigiéndose a los recién casados, les deseó que el santo sea "estímulo para respetar y servir con valentía la vida humana, que es un don de Dios".
San Martín, nacido in Panonia (hoy Hungría), hijo de un oficial del ejército romano. Siendo muy joven, él mismo se unió a la caballería imperial, prestando servicio en Galia, motivo por el cual es también considerado como patrono de los soldados.
En esa época tuvo lugar el famoso episodio con el que los artistas recuerdan al soldado Martín, quien cuando cabalgaba a caballo, rasgó con su espada su capa militar para ofrecérsela a un mendigo aterido por el frío.
Tras dejar el ejército en el año 356, se retiró a Ligugé, en la región de Poitiers, donde con un grupo de discípulos fundó un monasterio, que pronto se haría famoso en toda Galia. Elegido obispo de Tours, en el año 371, difundió del cristianismo en toda la Galia occidental.
Martín fue uno de los santos más populares de Europa occidental. Miles de parroquias y pueblos tomaron su nombre. En Francia hay al menos 4.000 iglesias dedicadas al santo.
"Que sea para vosotros, queridos jóvenes, empuje para una fidelidad evangélica cada vez más generosa", dijo el Papa al final de la audiencia general al despedirse de los 15 mil peregrinos presentes en la plaza de San Pedro.
"Que sea para vosotros, queridos enfermos, aliento para confiar en el Señor que nunca abandona a sus hijos en el momento de la prueba", añadió.
Por último, dirigiéndose a los recién casados, les deseó que el santo sea "estímulo para respetar y servir con valentía la vida humana, que es un don de Dios".
UNO DE LOS SANTOS MÁS POPULARES
DE EUROPA
Elegido obispo de Tours en el año 371,
difundió el cristianismo en toda la Galia occidental.
difundió el cristianismo en toda la Galia occidental.
El obispado de Martín iba a constituir todo un programa de renovación pastoral, reuniendo los tres tipos de santidad entonces conocidos: el de los ascetas, que encarnó en su austeridad y penitencia; el de los pontífices, como obispo de Tours, y el de los misioneros, por la actividad que como tal desarrolló.
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Se celebra su fiesta el 11 noviembre. |
VIDA
Obispo de Tours. Célebre santo del siglo IV, cuyo culto se extendió extraordinariamente por toda Europa. Nació en Szombathely (Panonia, actual Hungría) el año 316, si se acepta la cronología recientemente defendida por Griffe, que es la que seguiremos.
Parece ser que se encontraba allí su padre, de guarnición, pues era tribuno militar. La educación la recibió, sin embargo, en Pavía. A los 15 años (331) entró en la carrera militar, sirviendo en la guardia imperial de a caballo.
Durante este tiempo, siendo aún catecúmeno, ocurrió en Amiens el conocido episodio de la limosna de la mitad de su capa entregada a un pobre; aquel pobre se le apareció en sueños, en figura de Jesucristo, cubierto de la media capa. También se nos cuenta, para ponderar su caridad, el hecho de que limpiara el calzado al esclavo que le servía de ordenanza.
San Martín de Tours rompe su capa para darle parte a un pobre.
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Preparado así por la práctica de la caridad, recibe el año 334 el bautismo, sin tener todavía una situación definitiva en la milicia.
Ingresa en ésta definitivamente el año 336 y persevera en ella 20 años hasta que en 356 se separa del ejército.
Siendo oficial de la guardia imperial Martín debió de acompañar al césar Juliano cuando, en diciembre 355, dejó Milán para acudir a las Galias.
El joven príncipe pasa en Vienne toda la primera parte del año 356, ya que hasta el 24 de junio no le encontramos en Autun, en camino hacia la frontera del Rhin.
Durante su estancia en Vienne o en su región, se interesa por el Concilio de Beziers, en el que el obispo de Poitiers, S. Hilario, mostraba una fiera independencia frente a la facción arriana, lo que provocó por parte del emperador Constancio una sentencia de exilio.
Si, como parece seguro, el Concilio de Beziers se celebró en la primavera del 356, se explica bien que Martín oyese hablar de S. Hilario y admirase, como testifica Sulpicio Severo, su celo de defensor de la ortodoxia.
Juliano está en Worms en el verano del 356 y allí obtiene Martín su separación del ejército. Marcha a Oriente, visita su tierra natal, donde logra convertir a su madre, y regresa después a Milán, donde hace un ensayo de vida monástica cerca de la ciudad hasta que el obispo arriano le expulsa.
Durante algún tiempo se refugia en un islote de la costa ligur con un sacerdote, y allí le llega la noticia de que S. Hilario ha vuelto a Poitiers, terminado su exilio. Inmediatamente corre a su lado. Pero en Milán y en la isla ha tomado gusto a la vida monástica.
Por eso, apoyado por S. Hilario, funda un monasterio en Ligué, realizando así su más hondo deseo porque, como se ha dicho con mucha razón, «S. Martín fue soldado por fuerza, obispo por obligación, monje por gusto».
Pero aquella vida tranquila, al margen de los afanes del cuidado pastoral y de las querellas teológicas, iba a durar poco tiempo.
Las gentes se fijan cada vez más en aquella figura extraordinaria. La sede de Tours estaba vacante. Con el pretexto de curar a un enfermo se le hizo venir a la ciudad y una vez allí, un 4 de julio, no se sabe con exactitud si del año 370 ó 371, fue consagrado obispo.
San Martín de Tours
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El episcopado galo-romano había cedido en aquellos tiempos al espíritu del mundo. La figura de Martín iba a suponer un contraste profundo con los demás obispos.
Para acentuar más la concepción que él tenía del episcopado, uno de sus primeros actos fue fundar el monasterio de Marmoutiers, junto a su ciudad episcopal, monasterio que pasaría a constituir un auténtico semillero de obispos y sacerdotes reformadores en medio del relajado clero de las Galias de entonces.
El obispado de Martín iba a constituir todo un programa de renovación pastoral, reuniendo los tres tipos de santidad entonces conocidos: el de los ascetas, que encarnó en su austeridad y penitencia; el de los pontífices, como obispo de Tours, y el de los misioneros, por la actividad que como tal desarrolló.
Frente a los restos del paganismo, todavía vivientes, Martín adoptó una actitud extraordinariamente dinámica y combativa. Llegaba al pueblo, rodeado de sus discípulos, convocaba a la multitud y, uniendo a la persuasión la autoridad, conseguía la demolición del templo pagano y el derribo de los árboles sagrados.
Su atractivo personal debía de ser extraordinario, como lo demuestra este ascendiente sobre las masas paganas, no menos que el que ejerció sobre personalidades tan fuertes como S. Paulino de Nola, Sulpicio Severo y otros personajes de su época.
Un episodio habría de ocasionarle grandes remordimientos y aumentar al mismo tiempo su celebridad: Martín logró salvar la vida al hereje Prisciliano y sus seguidores, condenados a muerte por el Emperador. Con ello, a Martín se le consideró en cierto modo responsable del posterior desarrollo de la herejía priscilianista.
Sin embargo, su interés por Prisciliano fue evidentemente fruto de su caridad y de su tesis de que no es la violencia el mejor medio de combatir las herejías. Tanta firmeza no podía menos de acarrearle enemistades. Se hizo una gran campaña contra él, que iba desde acusarle de hipócrita hasta señalarle como contagiado de priscilianismo.
Los obispos salidos de su escuela van siendo relegados, los concilios se reducen a estériles querellas de precedencia y la obra del santo es ridiculizada y criticada.
Él se retira a su diócesis y prosigue allí su tarea pastoral hasta que muere en torno al año 397 (el 8 noviembre).
La narración de unas palabras suyas pronunciadas en Candes, pueblecito en la confluencia de los ríos Vienne y Loira, constituye una de las más bellas páginas de la literatura cristiana, que con justos méritos ha pasado a las lecciones y aun a los responsorios del Breviario el día de su fiesta: «Señor, si aún soy necesario -decía, respondiendo a sus discípulos que le pedían que siguiera viviendo-, no rehúso el trabajo. Que tu voluntad se realice plenamente».« ¡Oh, feliz varón, comenta la liturgia, que ni temió morir ni rehusó la vida! ».
DEVOCIÓN
San Martín de Tours
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La explosión de entusiasmo y veneración que tras su muerte se produjo fue impresionante.
El pueblo le proclamó como santo. Pronto se elevó una modesta capilla sobre su tumba, que S. Perpetuo, sucesor suyo en Tours, transformó en importante basílica.
Excavaciones realizadas en 1952-1953 dieron resultados interesantes sobre aquel conjunto arqueológico: restos de una pequeña villa galo-romana, desaparecida probablemente en 275, y un segundo monumento, de fines del siglo IV, de estructura absolutamente singular, por su inmenso ábside casi semicircular, de 32 metros de diámetro. Es una manifestación más del culto que se le tributó, constituyendo uno de los más frecuentados lugares de peregrinación.
La Vida que de él escribió Sulpicio Severo, bien directamente, bien a través de las versiones métricas de Paulino de Périgueux y de Venancio Fortunato, tuvo una resonancia inmensa, así como los cuatro libros que su sucesor S. Gregorio de Tours (muerte 594) dedicó a contar sus milagros.
Por eso son millares los pueblos que llevan su nombre, las iglesias que le tienen por titular e incontables las manifestaciones artísticas a que ha dado lugar: leyendas, lírica, escultura, pintura, etc.
En 1912 su figura se hizo polémica, con la publicación en París por E. Ch. Babut de un libro defendiendo que Martín y su biógrafo eran unos oscuros representantes de un clan sospechoso de priscilianismo. La erudición era grande, y el libro tuvo cierta resonancia hasta que el P. Delhaye, primera figura científica entre los Bolandistas, lo refutó de manera incontrovertible.
Recibió su educación en Pavía, ingresó con 15 años en la guardia imperial romana, en la que sirvió hasta el año 356 en Francia .
ResponderEliminarLa leyenda más famosa en torno a su vida sucedería en el invierno de 337, cuando estando Martín en Amiens encuentra cerca de la puerta de la ciudad un mendigo tiritando de frío, a quien da la mitad de su capa, pues la otra mitad pertenece al ejército romano en que sirve. En la noche siguiente, Cristo se le aparece vestido con la media capa para agradecerle su gesto. Esta es la escena que iconográficamente se ha preferido para su representación.
Martín decide entonces dejar el ejército romano y convertirse, lo cual no puede hacer hasta pasado un tiempo, al negarle su licencia el emperador.
Tras dejar la vida militar se bautiza y se une a los discípulos de San Hilario de Poitiers en la ciudad de Poitiers.
La Vida que de él escribió Sulpicio Severo, bien directamente, bien a través de las versiones métricas de Paulino de Périgueux y de Venancio Fortunato, tuvo una resonancia inmensa, así como los cuatro libros que su sucesor S. Gregorio de Tours (muerte 594) dedicó a contar sus milagros.
ResponderEliminarPor eso son millares los pueblos que llevan su nombre, las iglesias que le tienen por titular e incontables las manifestaciones artísticas a que ha dado lugar: leyendas, lírica, escultura, pintura, etc.
La explosión de entusiasmo y veneración que tras su muerte se produjo fue impresionante.
ResponderEliminarEl pueblo le proclamó como santo. Pronto se elevó una modesta capilla sobre su tumba, que S. Perpetuo, sucesor suyo en Tours, transformó en importante basílica.
Excavaciones realizadas en 1952-1953 dieron resultados interesantes sobre aquel conjunto arqueológico: restos de una pequeña villa galo-romana, desaparecida probablemente en 275, y un segundo monumento, de fines del siglo IV, de estructura absolutamente singular, por su inmenso ábside casi semicircular, de 32 metros de diámetro. Es una manifestación más del culto que se le tributó, constituyendo uno de los más frecuentados lugares de peregrinación.
El episcopado galo-romano había cedido en aquellos tiempos al espíritu del mundo. La figura de Martín iba a suponer un contraste profundo con los demás obispos.
ResponderEliminarPara acentuar más la concepción que él tenía del episcopado, uno de sus primeros actos fue fundar el monasterio de Marmoutiers, junto a su ciudad episcopal, monasterio que pasaría a constituir un auténtico semillero de obispos y sacerdotes reformadores en medio del relajado clero de las Galias de entonces.
El obispado de Martín iba a constituir todo un programa de renovación pastoral, reuniendo los tres tipos de santidad entonces conocidos: el de los ascetas, que encarnó en su austeridad y penitencia; el de los pontífices, como obispo de Tours, y el de los misioneros, por la actividad que como tal desarrolló.
Frente a los restos del paganismo, todavía vivientes, Martín adoptó una actitud extraordinariamente dinámica y combativa. Llegaba al pueblo, rodeado de sus discípulos, convocaba a la multitud y, uniendo a la persuasión la autoridad, conseguía la demolición del templo pagano y el derribo de los árboles sagrados.
Su atractivo personal debía de ser extraordinario, como lo demuestra este ascendiente sobre las masas paganas, no menos que el que ejerció sobre personalidades tan fuertes como S. Paulino de Nola, Sulpicio Severo y otros personajes de su época.
Un episodio habría de ocasionarle grandes remordimientos y aumentar al mismo tiempo su celebridad: Martín logró salvar la vida al hereje Prisciliano y sus seguidores, condenados a muerte por el Emperador. Con ello, a Martín se le consideró en cierto modo responsable del posterior desarrollo de la herejía priscilianista.
ResponderEliminarSin embargo, su interés por Prisciliano fue evidentemente fruto de su caridad y de su tesis de que no es la violencia el mejor medio de combatir las herejías. Tanta firmeza no podía menos de acarrearle enemistades. Se hizo una gran campaña contra él, que iba desde acusarle de hipócrita hasta señalarle como contagiado de priscilianismo.
Los obispos salidos de su escuela van siendo relegados, los concilios se reducen a estériles querellas de precedencia y la obra del santo es ridiculizada y criticada.
Él se retira a su diócesis y prosigue allí su tarea pastoral hasta que muere en torno al año 397 (el 8 noviembre).
La narración de unas palabras suyas pronunciadas en Candes, pueblecito en la confluencia de los ríos Vienne y Loira, constituye una de las más bellas páginas de la literatura cristiana, que con justos méritos ha pasado a las lecciones y aun a los responsorios del Breviario el día de su fiesta: «Señor, si aún soy necesario -decía, respondiendo a sus discípulos que le pedían que siguiera viviendo-, no rehúso el trabajo. Que tu voluntad se realice plenamente».« ¡Oh, feliz varón, comenta la liturgia, que ni temió morir ni rehusó la vida!