NUESTRA MISION COMO COMUNIDAD PARROQUIAL
Somos una comunidad de
cristianos resueltos a cumplir la misión de Jesús en favor de la humanidad.
Creemos en la existencia real
y activa de Dios. Estamos convencidos que El puede y quiere ayudarnos en el
diario vivir.
Creemos que su amor es para
TODOS los hombres, y que este maravilloso amor se manifiesta a través de sus
hijos.
Creemos que Dios se
manifiesta en toda nuestra problemática y que desea favorecernos integralmente.
Creemos que Dios nos sana de
nuestras enfermedades, nos libra de ataduras emocionales, desea bendecir y
prosperar nuestras vidas, y fundamentalmente, NOS DA, POR SU GRACIA, SALVACIÓN
DEL PECADO Y VIDA ETERNA EN JESÚS
La visión.
1- Que se entiende por
visión.
En este caso, no se hace
referencia a un sueño o ilustración en forma de éxtasis, sino a la expectativa
de concreción de anhelos, metas o ideales.
"..Hay una visión
ardiendo en mi alma.." no se refiere a un sueño o imágenes vistas dormido
o despierto, sino a anhelos o deseos puestos por Dios.
La Biblia dice: «...porque
Dios es el que en vosotros produce el querer como el hacer, por su buena
voluntad...» (Filipenses 2,13).
Visión habla de inspiración,
dirección divina, y revelación del Espíritu al alma que nos llevará a cumplir
los planes y eternos propósitos de Dios.
2- La importancia de la
visión.
Un texto bíblico muy usado
dice: «...el pueblo sin visión perece...»
La Iglesia siempre tuvo
hombres de visión, y se desarrolló a través de hombres de visión..
El primer gran visionario
fue el apóstol Pablo.
Los visionarios fueron los
que impulsaron la predicación del Evangelio en tierras remotas, impulsando a
vidas a ofrendarse por la salvación de tribus, pueblos y lenguas desconocidas.
Hombres de visión han hecho
nacer instituciones de servicios cristianos, tareas entre los muy necesitados,
etc.
3- Es importante que esta
visión sea renovada vez tras vez, guiados por el Espíritu, en aquellos que la
creen, para su trabajo para Dios.
La Biblia dice: «...Es, pues,
la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve...»
(Hebreos 11,1)
Tener visión es fundamental
para saber hacia donde se va, que creer y que esperar. La visión clara estimula
y minimiza los escollos del camino. Visión es vida.
Hebreos 12,2, dice:
«...puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por
el gozo puesto delante de el sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y
se sentó a la diestra del trono de Dios...»
Principios
1- Que se entiende por principios:
Principios son las bases y
fundamentos para la concreción de una visión.
Son aquellas verdades
fundamentales que Dios comenzó a revelar, por medio del obrar y la renovación
del Espíritu Santo.
2- La importancia de tener principios y
conocerlos.
El universo se rige por leyes
y principios. El hecho que Dios mantenga inamovibles sus leyes hace que el hombre
pueda crear y mantener su sistema.
El desarrollo espectacular de
la ciencia en estos últimos años se debe a que el ser humano ha logrado
descubrir y entender ciertas leyes o principios. Ese desarrollo, unido a los
elementos puestos a su disposición, ha puesto en marcha un mundo de tecnología.
Dios es un Dios de principios.
Jesús, en el Sermón del Monte, estableció los principios fundamentales del
reino de Dios (Mateo 5). Conocer y obedecer estos principios produce como
resultado una vida dichosa y feliz.
Estos principios y muchos mas
son comunes a toda la Iglesia de Dios, y obedecerlos trae la bendición de Dios.
A continuación, se han de
enumerar cinco principios que constituyen el factor distintivo de nuestra
comunidad.
Tenerlos en cuenta y
practicarlos llevará a la comunidad a una etapa de mayor y mas importante
ensanche y crecimiento.
1) Llamado
Todo comienza con el llamado.
La Biblia relata cuando Jesús caminó junto al mar y vio a Pedro, Andrés, Jacobo
y Juan y los llamó, pasó por el banco de los tributos públicos y llamó a Mateo
(Mateo 4: 18 al 22). Allí comenzaron las experiencias de los discípulos con
Jesús. Fue el comienzo de su formación y posteriormente de su ministerio.
Llamado es elección, Jesús
les dijo a sus discípulos «...No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os
elegí a vosotros...» (Juan 15,16). Es encajar en los planes y propósitos de
Dios. Esto tiene mucho que ver con la renovación y el obrar del Espíritu Santo
en esta hora.
Es la total dependencia de
Dios, lo que mantendrá firme a alguien en el momento de la batalla espiritual,
no será ni el fervor misionero, ni el entusiasmo, ni la vocación, sino la
seguridad y certeza del llamado.
En la obra de Dios no hay
lugar para voluntarios, sino para llamados.
¿Qué es llamado?
Llamado es la revelación, por
medio de la cual un ser humano entiende que Dios lo está requiriendo para una
acción en su reino.
La Biblia relata la visión
del apóstol Pablo: «...Y se le mostró a Pablo una visión de noche: un varón
macedonio estaba en pie, rogándole y diciendo: Pasa a Macedonia y ayúdanos.
Cuando vio la visión, en seguida procuramos partir para Macedonia, dando por
cierto que Dios nos llamaba para que les anunciásemos el Evangelio...» (Hechos
16,9 y 10). El llamado requiere acción.
El llamado es soberano y con propósito
El llamado corresponde a un
diseño de Dios. El apóstol Pablo alcanzó a descubrir que en la visión que tuvo
(Hechos 26,19), se encontraba el llamado divino que le permitiría alcanzar el
propósito de Dios con su vida: «...Yo entonces dije: ¿Quién eres Señor? Y el
Señor dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues. Pero levántate, y ponte sobre
tus pies; porque para esto he aparecido a ti, para ponerte por ministro y
testigo de las cosas que has visto, y de aquellas en que me apareceré a ti,
librándote de tu pueblo, y de los gentiles, a quienes ahora te envío, para que
abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la
potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de
pecados y herencia entre los santificados...» (Hechos 16,9 y 10) Leer también
Filipenses 3,7 al 14.
Dios llama conforme a su
propósito, no conforme a los hombres y sus obras. El apóstol Pablo le dijo a
Timoteo: «...quien nos salvó y llamó con llamado santo, no conforme a nuestras
obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo
Jesús antes de los tiempos de los siglos...» (2da de Timoteo 1:9). Dios salvó y
llamó a los creyentes desde antes de los tiempos.
El llamado de Dios es soberano, e
implica una actividad creativa en el.
La Biblia habla del llamado
de Abraham: «...(como está escrito: Te he puesto por padre de muchas gentes)
delante de Dios, a quien creyó, el cual da vida a los muertos, y llama a las
cosas que no son como si fuesen. El creyó en esperanza contra esperanza, para
llegar a ser padre de muchas gentes, conforme a lo que se le había dicho: Así
será tu descendencia...». (Romanos 4,17 y 18).
Aquel que llama va a crear en
el llamado todo aquello que necesita para cumplir el propósito para el cual lo
llamó. «...Fiel es el que os llama, el cual también lo hará...» 1ra de
Tesalonicenses 5,24
Dios escoge con absoluta
soberanía. Un ejemplo lo da el apóstol Pablo en su primera carta a los
Corintios 1,24 al 31: «...mas para los llamados, así judíos como griegos,
Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios. Porque lo insensato de Dios es mas
sabio que los hombres, y lo débil de Dios es mas fuerte que los hombres. Pues
mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni
muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo necio del mundo escogió Dios,
para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar
a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no
es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia...»
(Ver Romanos 11,13 y Romanos 9,25 y 26).
Dios va aclarando el llamado.
No se debe ser rebelde aunque no se sepa todo de antemano. Pablo en Los Hechos
de los apóstoles relata cuando estaba recién convertido y Ananías le dijo que
oiría la voz de Dios y conocería su voluntad. «...Y el dijo: El Dios de
nuestros padres te ha escogido para que conozcas su voluntad, y veas al Justo,
y oigas la voz de su boca. Porque serás testigo suyo a todos los hombres, de lo
que has visto y oído. Ahora, pues, ¿porqué te detienes? Levántate y bautízate,
y lava tus pecados, invocando su nombre...» (Hechos 22,14 al 16).
Como saber que Dios llama.
En el antiguo pacto, (antiguo
testamento), por no haber una manifestación continua del Espíritu Santo sobre
la tierra, Dios tuvo que usar formas espectaculares.
Ejemplos:
- Llamó a Moisés en medio de
una zarza que ardía y no se consumía.
- Llamó a Gedeón por medio
del "Ángel de Yahvé"
- Llamó a David por medio del
profeta Samuel que lo ungió con el cuerno del aceite.
- Llamó a Eliseo a través del
manto de Elías.
Durante el ministerio de
Jesús en la tierra, el llamó personalmente.
En la era de la Iglesia, que
es la era del Espíritu Santo, esta labor es llevada a cabo en forma muy normal
por el Espíritu Santo, que habla a través de predicaciones, profecías,
oraciones, su palabra vivificada, y hasta en sueños y visiones.
También puede comenzar el
llamado de manera muy simple. Sintiendo un peso en el corazón por determinadas
personas, grupos o lugares, etc.
En el camino de entender el
llamado, es necesario desestimar algunas cosas:
- No depende de las
circunstancias. (Ejemplo: Se murió un familiar en un lugar y dejó una casa.
Seguro que Dios me llama para allí). Falso.
- No depende de la lógica.
(Ejemplo: boliviano a Bolivia. Intelectual a intelectuales).
- No depende de la aprobación
humana. Dios le dijo a Samuel cuando tenía que ungir rey a Israel: «...Y Yahvé
respondió a Samuel: No mires su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque
yo lo desecho; porque Yahvé no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira
lo que está delante de sus ojos, pero Yahvé mira el corazón...» (1ra de Samuel
16,7).
- Puede existir la
posibilidad de que un creyente tenga la tentación de buscar hasta encontrar a
alguien que le diga lo que quiere oír, sin necesidad de que esto sea la
voluntad de Dios. (Léase 2da de Crónicas 18).
- Dios puede usar estas
cosas, pero no son suficientes confirmaciones.
Señales del llamado:
- Debe haber en el alma, un
fuego que arda y que queme. El apóstol Pablo nos da un ejemplo, cuando dice:
«...Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me es
impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio!...» (1ra de
Corintios 9,16)
- No hay nada que satisfaga
el alma, hay una sola pasión.
- No se debe tener en mente
un puesto o un cargo. (Debilidad muy común en nuestra sociedad). La mente y el
espíritu deben estar mirando la tarea, la misión, la función en la obra.
El apóstol Pablo no habló de
lo que fue, sino de lo que hizo (Romanos 15,18 y 19).
El miró la tarea, por eso
siempre estuvo ocupado.
Cuando un creyente está lleno
del Espíritu Santo, este comienza a poner "pesos" en esa persona.
En el caminar con Dios pueden
venir muchas "pesos", hay que saber distinguir, no todo es para salir
corriendo. Algunas son para orar. Otras, para actuar.
2) La Guía del Espíritu Santo
"...hacer especial
énfasis en la guía del Espíritu Santo ..."
Sin duda, la guía el Espíritu
Santo es un principio distintivo.
La semilla se produce cuando
hombres y mujeres se ponen a buscar un genuino mover del Espíritu Santo.
El Espíritu Santo se hace
presente, derrama dones, ministerios, palabras proféticas y guía.
Cuando el Espíritu Santo
viene trae directivas.
El Espíritu Santo no es una
persona pasiva, es tremendamente activa.
La Biblia relata en Hechos un
ejemplo del obrar del Espíritu Santo: «...Ministrando éstos al Señor, y
ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a
que los he llamado...» (Hechos 13,2).
¿Por qué se necesita la guía el Espíritu
Santo?
Porque estamos en la era de
la Iglesia, que es la era del Espíritu Santo.
La Iglesia nació por el
Espíritu Santo en Pentecostés. Es sustentada, guiada, edificada, impulsada,
corregida, y un sinnúmero de cosas mas por el bendito Espíritu Santo.
Sin el Espíritu Santo no
habría Iglesia. El Espíritu Santo es el que prepara a la novia (Iglesia), para
las bodas del Cordero.
Sería imposible en estos
breves renglones exponer con justicia la persona y ministerio del Espíritu
Santo. Todo lo antedicho se cree y se predica, pero lo importante es
entender como funciona en la práctica.
Todo concuerda con la vida de
fe que se practica. Si Dios llama a una persona, es Dios quien le dirá para
que lo llamó y que es lo que espera de el o de ella.
Cuando alguien entrega su
vida en las manos del Señor respondiendo a un llamado, es el Señor el que irá
guiando sus pasos, porque viene a ser parte de su plan magistral en la tierra,
viene a ser un miembro de su cuerpo actual, el cual Dios puede usar a su
criterio, transformándose en un instrumento en sus manos.
Si hemos de ser efectivos en
la obra, será por la guía del Espíritu Santo.
La diferencia entre una obra
batallada, estancada y otra pujante y con resultados, es la guía del Espíritu
Santo.
Necesitamos su guía para
nuestras predicaciones. Nuestro acompañamiento a hermanos, etc. Nuestra oración
debe ser: "...Espíritu Santo, dame una palabra del Cielo para esto que
debo hacer..." ¿puede nuestra palabra, por mas elocuente que sea, brindar
respuesta a las diferentes necesidades que están delante nuestro en un
encuentro? Imposible.
Solo el Espíritu Santo
puede dar el pan fresco a cada uno.
El Dios que llama quiere
guiar. Habría mil consideraciones que hacer respecto de la cantidad de cosas en
la cuales se necesita la guía del Espíritu Santo, pero el punto fundamental es
este: No somos nosotros que tenemos al Espíritu Santo como ayudante, sino
que es Dios que nos quiere usar (para eso nos llamó), y ha enviado al Espíritu
Santo para que nos ayude, nos guíe y nos enseñe a hacer su voluntad, y a
desarrollar sus propósitos en la tierra. La Biblia dice: «...Pero cuando
venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad...» (Juan 16,13).
¿Cómo conocer la guía del Espíritu
Santo?
Es importante aprender a oír
la voz del Espíritu Santo.
Cuando un creyente es niño en
Dios, las directivas vendrán directamente de quien lo discipula. "Haz
esto...haz lo otro...".
A los niños no se los deja
obrar a su criterio. Necesitan conducción firme. La Biblia dice: «...Obedeced a
vuestros pastores, y sujetaos a ellos, porque ellos velan por vuestras almas,
como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose,
porque esto os es provechoso...» (Hebreos 13,17).
El pastor está puesto para
guiar. Cada pastor necesita una palabra de Dios para cada consejo. (De
allí la necesidad de oración )
Mas, cuando una vida está
llena del Espíritu Santo, comienza a oír su voz a través de la oración, de
predicaciones, de la Palabra, de sueños, de visiones, también el Espíritu le
puede hablar a través de necesidades, de cosas que se ven o que se oyen.
De pronto, nuestro espíritu
es impresionado con "un sentir". Confesamos "siento de parte de
Dios", que bien interpretado y no a la ligera, puede constituir la voz del
Espíritu Santo hablando al alma y guiando a una persona a su voluntad. La
expresión "sentir", es muy común en este momento del desarrollo, de
nuestra vida de seguimiento de Jesús.
Es fundamental la
confirmación de alguien mas adelantado.
En Dios hay orden, y el
sentir de alguien debe estar sujeto a quién lo preside.
No es cuestión de que cada
uno haga lo que siente, porque por más afinado que tenga el oído espiritual se
puede equivocar. Es importante la confirmación de alguien
espiritualmente mas maduro.
Concluimos con la
consideración de este principio abriendo al corazón a una oración:
«...Señor, nunca permitas que dejemos de ser
guiados por tu Espíritu Santo, que dejemos de oír tu voz. No hay muchos doctos
en nuestro medio, ni somos muy capaces humanamente. Somos lo vil y
menospreciado que escogió Dios, para avergonzar lo que es. No tenemos nada en
que jactarnos ni en que apoyarnos. Si perdemos la bendita llama de tu Espíritu
Santo, no nos queda nada, somos muertos. Brille tu luz amorosa, e ilumine cada
día nuestro camino, y seamos llevados en alas de tu Espíritu hasta alcanzar el
propósito maravilloso para el cual un día nos llamaste...»
3) La vida de Fe.
El Dios que llama y que guía,
proporcionará TODO lo que haga falta para concretar TODO lo que pide hacer.
El llamado implica una
actividad creativa. Cuando se hace referencia a la vida de fe, no se habla
solamente de sustento material, sino que DIOS PROPORCIONARA TODO, como dijo el
apóstol Pablo: «...Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus
riquezas en gloria en Cristo Jesús...» (Filipenses 4,19).
En Romanos 4,17 al 21,
observamos que Dios creó en Abraham y Sara las facultades que no tenían, para
cumplir con el propósito de su llamado. Esto es la vida de fe, otro de los
principios básicos y fundamentales.
Si hay algo que salta a la
vista en el trato de Jesús con sus discípulos, es que tenía como obsesión
lograr que sus discípulos creyeran en El para todas las cosas.
Vemos cuatro ejemplos.
- Dos discípulos preparan la
cena. (Marcos 14:12 al 15).
- Pedro paga los impuestos
(Mateo 17:27).
- Dadles vosotros de comer
(Marcos 6:37 al 44).
- Misión de los setenta
(Lucas 10: 1 al 12 y 17 al 20).
Algo fundamental, entonces, es
depender de Dios, y creer en la providencia de Dios.
Se enseñó que Jesús envió a
los doce y a los setenta sin bolsa, ni alforja, ni dinero, ni promesas humanas,
para que aprendieran a confiar el.
Se enseñó que Jesús les dijo
a sus discípulos que el obrero es "digno de su salario", y que aunque
su presencia no esté físicamente, su autoridad estaría con ellos, que orasen y
reprendiesen tranquilos que El los iba a respaldar de la misma forma que HOY
respalda su palabra.
Si alguien siente el llamado
y es guiado por el Espíritu Santo a hacer la obra de Dios, su bendición,
providencia y respaldo estarán presentes.
Así estamos llamados a
caminar.. Creyendo en la Palabra y depositando nuestra fe en Dios
¿Cómo llega la providencia?
Se podría escribir un libro
sobre esto, pero se verán cinco puntos como ayuda en esta parte:
a) Dios usa la semilla que se
tiene. En el evangelio de Marcos, Jesús pregunta: «...El les dijo: ¿Cuántos
panes tenéis? Id y vedlo. Y al saberlo, dijeron: Cinco y dos peces...» (Marcos
6,38).
La Providencia requiere fe.
Generalmente, Dios no permite acumular. Una vez que se utiliza lo que se tiene,
Dios provee más. El provee a medida que hay necesidad (léase 2da de Reyes 4 y
Mateo 25,21).
b) A veces hay que buscar.
Dios no comulga con los indolentes. Una vez que se ha hecho todo, todo lo que
se puede, Dios hará el resto.
c) Vivir por fe no es
mendigar. El que con todas sus fuerzas sirve al Señor guiado por el Espíritu
Santo, podrá estar seguro que Dios no le hará faltar el sustento y abrigo, y
aún muchos mas de lo que espera, y aún mucho mas de lo que tenía cuando trabajó
para si mismo.
d) Pablo le aconsejó a
Timoteo: «...Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo.
Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a
aquel que lo tomó por soldado...» (2da de Timoteo 2,4).
e) Un siervo de Dios nunca
debe mirar el canal, debe mirar la fuente que es Dios. El que le llamó y le
envía, sabe lo que hace.
La fe es imprescindible.
Jesús reprochó la incredulidad. ( Mateo 6,30, 8,26, 14,31 y 21,21 y 22).
La comunidad es una familia
de fe, visión y acción.
4) La práctica del discipulado:
La comunidad posee como
principio, preparar a las personas en el terreno, en la fragua, en la batalla,
no separado del pueblo y las necesidades.
Significado de la palabra discípulo:
Persona que aprende una
doctrina del maestro a cuya dirección se entrega. (Sinónimos: seguidor,
aprendiz).
Discípulo es aquel que se
somete a la disciplina del aprendizaje.
El alumno aprende una
enseñanza. El discípulo aprende una vida.
Una de las verdades que se
hizo clara, y que fue el germen de la práctica del discipulado, fue la cualidad
de todos los seres vivos de reproducirse según su género.
Transmitido esto a lo
espiritual, llegamos a la conclusión que Dios espera de cada creyente que se
reproduzca o multiplique en otros.
La formación de los doce
discípulos en el ministerio de Jesús cumple una función tan importante como su
predicación a las multitudes y aún los milagros. Su agonía por los doce la observamos en su oración
magistral.
De la misma manera que toda
la familia humana, tiene la facultad de reproducirse, cuidar y criar a sus
hijos hasta que sean hombres, cada miembro de la comunidad tiene que creer por
los que Dios ha puesto a su lado.
Debe sembrar la semilla del
servicio, debe creer que de allí Dios puede escoger siervos y siervas de Dios.
Nadie tiene toda la enseñanza
que un hijo necesita, para eso existen escuelas y maestros. Dios también ha
puesto en la Iglesia, maestros y apóstoles que enseñan, confirman y animan,
pero esto no exime a ninguno de creer por los que están a su lado.
Es la gran responsabilidad descubrir
entre los que esta a tu lado, aquellas vidas sobre las cuales está el dedo de
Dios, y brindar todas las oportunidades para que alcancen el propósito para el
cual el Señor la llamó.
Algunos han tenido problemas
con este punto. Alguien dijo: "...traté de practicarle y me cargué de mil
problemas..." Jesús, en un momento, también se cansó (Mateo 17,14 al 21),
pero continuó discipulando, y gracias a eso, el evangelio se afirmó, creció y
llegó hasta nosotros.
¿Por qué discipular?
a) Porque es mandato de Jesús
(Mateo 28,16 al 20).
b) Porque sus discípulos lo
hicieron (Hechos 14,21).
c) Porque es la forma de
multiplicación establecida desde la fundación del mundo (Génesis 1,28).
d) Porque si no se forman
discípulos, la obra está condenada a estancarse. Si en esta hora asumimos a la
responsabilidad que tenemos, en formar a aquellas personas que Dios puso a
nuestro lado, habrá un ensanche y crecimiento muy grande de la obra de
Dios.
Hay diversas categorías de
discípulos. Los tres, los doce, los setenta, los ciento veinte, los quinientos
y la multitud. Todos eran discípulos, pero había doce que estaban con él.
Son los que dijeron:
«...nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido...» (Mateo 19,27). Estos
son aquellos que hoy en día, vienen y nos dicen: ".estoy dispuesto a dejar
todo para servir al Señor..."
A veces no se sabe bien que
decirles, y en algunos casos, por no actuar bien, ha habido problemas.
Hay cuatro requisitos
fundamentales que se tienen que cumplir en alguien que está dispuesto a dar ese
paso:
a) Debe tener un llamado. Si
no lo tiene, no soportará la disciplina y será un tropiezo.
b) Debe tener buen testimonio
de vida.. Traerlo para sacarlo del mundo no funciona. Si no puede ser buen
cristiano, tampoco será un buen discípulo.
c) Debe ser fiel a la Iglesia
y a los responsables. Si ha de someterse a la disciplina de un discipulador,
debe quererlo, respetarlo y serle fiel.
d) Debe invertir todo y
hacerse útil. El que no puede poner al Señor en primer lugar y hacerse útil, no
sirve para un servicio mayor.
¿Dónde vive el discípulo?
El discípulo entra a un lugar
en donde lo primero es la obra de Dios. Deja de ser un espectador para
luchar desde adentro para el crecimiento de la obra.
Empieza a compartir con su
maestro la tarea diaria, las alegrías y los sufrimientos. Aprende la vida de
fe. Aprende a buscar la guía del Espíritu Santo, y tiene la oportunidad de
aprender no solo lecciones teóricas, sino la vida en forma bien práctica.
¿Qué hace el discípulo?
El servicio del discípulo.
El discípulo no viene para
ser servido, sino para servir. Abundan en la Biblia, ejemplos de esto. Desde
Josué «...pero el joven Josué hijo de Nun, su servidor...» (Éxodo 33,11), hasta
Jesús y sus discípulos. Sus tareas van desde lo material y doméstico, hasta lo
espiritual.
Si la comunidad es pequeña
debe colaborar como todo hijo en las tareas de la casa.
Si la comunidad es grande,
discípulos y discípulas colaboran por igual conforme a la necesidad, y sin
tenerle miedo al servicio personal.
El discípulo debe aprender a
servir y colaborar en todas las cosas y de esta forma estar preparado para toda
buena obra. En todo momento no debe constituir una carga sino una ayuda.
A través de discípulos
fieles, está la posibilidad de ampliar muchísimo la obra.
Los discípulos colaboran en
escuelas para niños, tareas de evangelización, tareas con la juventud, visitación
a enfermos y necesitados y toda otra tarea espiritual y/o material que la
comunidad emprenda.
La disciplina y el crecimiento del
discípulo.
No puede haber discipulado
sin disciplina. Lo primero que tiene que aprender un discípulo es someter su
voluntad. Sin una actitud obediente de alma, no existe discipulado.
El éxito de un ministerio
consiste en haber obedecido a un llamado y en haber hecho la voluntad de Dios.
El discípulo de éxito es aquel que tiene una actitud sumisa al que lo instruye,
porque mañana no tendrá problemas en tener la misma actitud hacia todo lo que
Dios le guíe. Jesús dijo: «...vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os
mando...» (San Juan 15,14).
Un semillero.
El semillero es aquella
porción chica y bien protegida de tierra donde el agricultor siembra las
semillas, que al germinar y crecer serán los plantines que estarán listos para
ser puestos en los surcos.
Este es un ejemplo para
apreciar lo que es el discipulado. Los discípulos se van formando al calor y
abrigo de la comunidad.
El tiempo de todos no es el
mismo. Es como el trabajo de un artesano, pieza por pieza. Cuando están listos
van saliendo al campo misionero. Algunos irán a obras nuevas, otros a cubrir
distintas necesidades. Lo importante es que el semillero no se vacíe para
que siempre haya discípulos en la obra del Señor.
5) El sentido de cuerpo:
Queremos ser una comunidad de
siervos del Señor, que con una visión en su alma, se unen, para caminar juntos
en este camino de fe, como un cuerpo, una familia, como ministerios
interdependientes, marchando unidos en la conquista.
Respeto y apoyo recíproco de los
ministerios.
Desde el principio se ha
enseñado a respetar a los compañeros en la obra, considerando a cada uno
compañero y amigo, sea grande o chiquito.
Se nos ha enseñado a
apoyarnos mutuamente. Hagámoslo…
EN EL AÑO DE LA FE, CON UNA MISION DIOCESANA,Y CONFIANDO EN EL SEÑOR, VEREMOS MARAVILLAS...
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