Espiritualidad de la unidad: La Eucaristía
Existe una interrelación profunda entre el Ideal de la
unidad y la Eucaristía, alma, corazón de la vida misma de la Iglesia.
Recorriendo la historia de este descubrimiento que ha marcado la vida de Chiara
Lubich y de todo el Movimiento de los Focolares retomamos un escrito suyo de
alta espiritualidad.
La Eucaristía siempre ha desempeñado un papel importante en
la vida de Chiara Lubich, ya desde su infancia. Su vida personal y también la
de sus primeras compañeras – como luego lo será de todo el movimiento que se
constituirá con el tiempo – fueron marcadas por la Eucaristía. No podría ser de
otro modo, si se piensa que Jesús Eucaristía es el alma, el corazón de la
propia vida de la Iglesia. El Espíritu Santo, a través del carisma de la
unidad, provocó en Chiara y en sus primeras compañeras una fuerte atracción
hacia ella, hasta tal punto que deseaban ardientemente que llegara la hora de
ir a Misa, para compartir con Jesús Eucaristía toda su vida.
Más tarde, cuando comenzaron a viajar por Italia, buscaban
con gran interés los campanarios que se veían en el paisaje a través de la
ventanilla del tren, dirigiendo la mirada hacia ellos: allí estaba la
Eucaristía, allí estaba su amor. Existe una conexión maravillosa entre la
Eucaristía y la espiritualidad de la unidad.
Así expresa Chiara este maravilloso misterio: “Si el Señor,
para dar comienzo a este extenso movimiento, nos concentró en la oración de
Jesús por la unidad, significa que Él debía empujarnos con fuerza hacia Aquel
que únicamente lo podía realizar: Jesús en la Eucaristía. En efecto, de la
misma forma que los niños recién nacidos se alimentan del seno materno
instintivamente, sin saber lo que hacen, así, ya desde el comienzo del
movimiento, advertimos un hecho: los que entraban en contacto con nosotros
comenzaban a recibir diariamente la Comunión.
¿Qué explicación tiene esto? Lo que es el instinto para el
niño recién nacido, es el Espíritu Santo para el adulto, recién nacido a la
nueva vida que surge del Evangelio de la unidad. Es impulsado al “corazón” de
la Madre Iglesia y se alimenta del néctar más precioso que ella posee, en el
cual encuentra el secreto de la vida de unidad y de la propia divinización”.
“En efecto, la Eucaristía tiene como fin hacernos Dios por
participación. Mezclando la carne vivificada -por el Espíritu Santo- y
vivificante de Cristo con la nuestra, nos diviniza en el alma y en el cuerpo.
La misma Iglesia se podría definir: el ‘uno’ provocado por la Eucaristía,
porque está formada por mujeres y hombres divinizados, hechos Dios, unidos a
Cristo, que es Dios y entre ellos.
Este Dios con nosotros está presente en todos los sagrarios
de la tierra y ha recogido siempre todas nuestras confidencias, nuestras
alegrías, nuestros temores”.
“¡Cuánto consuelo nos ha proporcionado Jesús Eucaristía en
nuestras pruebas, cuando nadie nos daba audiencia porque el movimiento tenía
que ser examinado! Él estaba siempre allí, a todas horas, esperándonos y
diciéndonos: en realidad el jefe de la Iglesia soy yo. ¿Quién nos dio fuerzas
en las luchas y en los sufrimientos de todo tipo, hasta pensar que podríamos
haber muerto muchas veces si Jesús Eucaristía y Jesús en medio, que Él
alimentaba, no nos hubiesen
“¡Cuánto consuelo nos ha proporcionado Jesús Eucaristía en nuestras pruebas, cuando nadie nos daba audiencia porque el movimiento tenía que ser examinado! Él estaba siempre allí, a todas horas, esperándonos y diciéndonos: en realidad el jefe de la Iglesia soy yo. ¿Quién nos dio fuerzas en las luchas y en los sufrimientos de todo tipo, hasta pensar que podríamos haber muerto muchas veces si Jesús Eucaristía y Jesús en medio, que Él alimentaba, no nos hubiesen
ResponderEliminarla Eucaristía tiene como fin hacernos Dios por participación. Mezclando la carne vivificada -por el Espíritu Santo- y vivificante de Cristo con la nuestra, nos diviniza en el alma y en el cuerpo. La misma Iglesia se podría definir: el ‘uno’ provocado por la Eucaristía, porque está formada por mujeres y hombres divinizados, hechos Dios, unidos a Cristo, que es Dios y entre ellos.
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